El primer establecimiento de The Egg Lab, en la calle Sepúlveda, en el meollo de Sant Antoni, fue todo un hit cuando abrió en 2020 pero sobre todo cuando reabrió con el concepto actual, en 2022: platos viajeros, recetas internacionales y combinación de sabores extraordinarios con un hilo conductor común, el huevo. El espacio, de formas y colores orgánicos en monocromo, acompaña la experiencia brindando un plus de relax, de confort.
Hay mucho mimo en la carta gastronómica y en la de bebidas, y se nota en el más mínimo detalles: desde el pulled pork, que es casero (cocinado por más de 9 horas y ahumado con leña de almendro), así como también lo es el pastrami (con un proceso de elaboración de 6 días) o el salmón ahumado, que se cura durante 72 horas con moras silvestres (y le imprime un precioso color violeta) y se ahuma con madera de olivo. Infusionan, maceran y elaboran siropes, salsas caseras y muchos más ingredientes. Y ese celo en elaborar desde cero, primando el sabor y la calidad, es siempre sinónimo de gran experiencia. Tras este alarde de coherencia y cariño gastronómico nos encontramos a Adnaloy Osío, una chef de gran sensibilidad que tras regentar su propio restaurante (el añorado Caña de Azúcar) sigue haciendo felices a los comensales con la creación y curación de cartas como la de The Egg Lab. Una amistad que se forjó con su propietario y alma mater, Oriol Martínez, es la responsable de que este dúo siempre presente aciertos como los que estamos a punto de disfrutar.
Lo hemos comprobado una vez más, acercándonos a su nuevo local en la calle Bruc, en los bajos del Hotel Constanza. En esta ocasión, el interiorismo sigue la línea orgánica en cuanto a formas y monocromo, optando en esta ocasión por unos tonos asalmonados preciosos. Amplio, luminoso y acogedor.
Somos tres a la mesa y aunque los platillos no están pensados para compartir, lo hacemos sin problema. Llega el Country Side Avocado Toast, con pan de pueblo del Forn Sant Josep, medio aguacate tostado, champiñones salteados, kale fresco, queso Raclette fundido y un huevo poché. Le sumamos un extra de pastrami ahumado, la tentación era demasiada y el resultado, acorde a lo esperado. Suculento, equilibrado, con texturas. Empezamos muy bien.
Seguimos con el Korean Chicken Benedict con pan de brioche artesano, green papaya, zanahoria, cacahuetes, menta y la proteína en forma de pollo crunchy estilo coreano (de doble fritura) y dos estupendos huevos pochados. No, no falta la salsa holandesa con un guiño asiático ni el acompañamiento de patatas fritas. Otro ejemplo de creatividad.
Atención, confesión: tenemos predilección especial por el Mexican Rancheros. En una cazuelita se presenta pollo asado, frijoles, salsa de tomatillo verde, queso fundido, aguacate a la llama, nata criolla, pico de gallo con cilantro y un estupendo huevo frito. Se acompaña de pan naan artesano en una versión extra crujiente pero Martinez, que asiste con una sonrisa al espectáculo de nuestras caras de disfrute, nos avanza que en muy breve ese pan naan se sustituirá por tortillas caseras de diversos tipos de maíz, para que el comensal se prepare unos suculentos nachos.
Si bien en algunos establecimientos especializados de brunch hemos echado en falta algo de creatividad en los postres, esperando más opciones que una selección de tartas, en The Egg Lab la sensación es totalmente diferente: aquí los postres tienen la misma consideración que un plato principal. Hay tres opciones, y las hemos disfrutado todas: Grandma’s French Toast (tostada francesa con pan de brioche, mascarpone de pistachos, pera confitada al horno y sirope de arce al café), el estupendo Cinnamon Roll Sweet Feast (cinnamon roll casero con cremoso de vainilla y queso y mermelada de frutos rojos) y el Sweet Apple Pancakes, que incluye 3 pancakes caseros rellenos de manzana confitada, con dulce de leche casero, caramelo, frutos secos garrapiñados, manzana fresca y sirope de arce.
Ya nos conoces, somos muy de café de especialidad y aunque la carta de zumos de fruta fresca y refrescos caseros en The Egg Lab es extensa y muy acorde a los sabores que predominan en los platos, buscando complementarlos, nos ha fascinado cómo han llevado más allá al café. Partiendo de un excelente café de finca, de los microtostadores Tornado Coffee Roasters de Granollers, elaboran lattes excelentes, como el Vainilla Latte (con un shot de espresso, leche fresca de vaca y sirope casero de vainilla, con topping de flores comestibles). No le pierdas la pista a su batch brew, un excelente café de filtro que cada mes cambia de origen.
El ticket medio es de 25€ y tras esta opípara comida, nos parece más que asequible. Como lo es también su horario: a diario, de 9 a 16h excepto los sábados y domingos, que alargan el horario hasta las 17h. The Egg Lab es, en definitiva, un establecimiento que ha conseguido consolidar el brunch dentro de unos altos estándares de calidad y personalidad, y esta hazaña es más que loable. Si tienes ganas de brunch, no lo dudes: aquí disfrutarás como nunca.