El chef Josep Armenteros es jovial, y sus dilatados veinte años de experiencia se aprecian en la carta del nuevo El Cinco, su proyecto estandarte, el que le permite saltar más allá de su background como uno de los mejores chefs pasteleros que tenemos, y en ello los amigos Butrón y Saguer de Espaisucre están plenamente de acuerdo.
El Cinco se disfruta en dos espacios, y a dos velocidades. El restaurante es luminoso, gracias a su perimetrado acristalado, pero también dinámico. La propuesta del chef Armenteros y su equipo consta de 24 platos (más dos o tres fuera de carta) que huyen de los productos y recetas que usa todo el mundo (el sota-caballo-rey de tartar-ceviche-pulpo) para abrazar una cocina que su mentor Carles Gaig ya bordaba cuando Armenteros entró en su cocina 14 años atrás: la del producto, la de mercado, la de temporada. Dirige su mirada hacia recetas más clásicas pero con una mise en place y el uso de una técnica más “michelinera”, como el pato con peras, que él transforma en un delicioso milhojas de pato deshuesado y peras.
Y claro está, las técnicas y emplatados de su pasión por los postres de restaurante también están presentes: perdurable en la memoria el menorquín de ensaimada de sobrasada y queso Mahón. Un entrante apoteósico que abre la puerta al disfrute con platos bien resueltos, como la vieira con salsa de manitas de cerdo, la perdiz con coles (inspirada en la receta secreta de la madre de Gaig) o el conejo de Horta relleno de calçots a la brasa que probamos (con topping de espárragos con las puntas al natural y calçots braseados en su punto de sal de romero, bañados por un fondo hecho con los huesos del conejo).
No es difícil imaginar que en El Cinco, el broche de oro son los postres, y nunca mejor dicho. Sólo 5, y vale la pena dejarse un hueco para probarlos todos. ¿Nuestros dos preferidos? Un sorprendente XXL Panettone como torrija de Santa Teresa y vainilla y una apuesta segura: con el Buf de cacao Valrhona redescubriréis el chocolate, ¡palabrita!
El líquido lo pone su variada carta de vinos con 42 referencias de vino tinto, blanco, rosado, cava y champagne. O los cócteles. Y aquí es cuando la segunda velocidad se hace la protagonista cuando es noche cerrada, porque con sólo bajar una escaleras te recibe un local nocturno con notas de jazz y blues (los martes y miércoles) y ritmo de shake de la bartender Giusj Araldini. Rogadle que os prepare un Samurai, un espectacular cocktail de gin infusionado con cardamomo, zumo de jengibre y yuzu casero. Si os adentráis un viernes, los que en su día poblamos las medianoches de la sala BeCool recordaremos algo de esa magia, porque los DJ tomarán el escenario con sets memorables.
La propuesta de El Cinco, admitámoslo, es valiente. La zona quizás no rema a su favor pero un pícaro Armenteros despliega todas sus artes culinarias para seducir a un barrio escéptico y a una clientela del Down Diagonal con un competititvo menú a 19,50€ (con un plato vegetariano siempre contemplado) entre semana y unos domingos que destronarán los brunchs recalcitrantes: arrozadas maridadas con cócteles. Planazo, sin duda. Una muy buena opción en la zona, con platos que nunca superan los 20€ por plato, un ambiente cuidado y elegante y una propuesta gastronómica sólida.