Bartrainers, una de las bartending schools punteras a nivel nacional, tiene a los bartender Vicente Paulos y Michele Calvaresi como cabezas visibles. Crearon esta escuela hará cuatro años, apostando más por enseñar a sus alumnos un sistema de trabajo y una metodología, que a ejecutar recetas. Y sí, ellos han sumado en el éxito de bartenders que se han alzado con el triunfo en competiciones nacionales e internacionales (como la World Class) como Adriana Chía o Borja Cortina, aunque ellos lo dicen sotto voce, con humildad, y perfilándose sólo como un equipo que ayudó a estos campeones a sacar lo mejor de ellos mismos, con carisma y talento de forma innata.
El éxito de su fórmula es que su sistema se concibe como un entrenamiento para que el bartender tenga las tablas para ejecutar cócteles de forma eficiente y rápida, sin desatender la atención al cliente. Cuando el argentino Vicente Paulos llegó a España para aprender, la escena barcelonesa estaba regida por el estilo de los bares clásicos de Aribau, de americana blanca y porte hierático, distante. Por aquél entonces, parecía que ocio y cócteles no podían converger en un mismo lugar. Y Vicente, lejos de aceptar esa constatación, desarrolló la idea de unirlos en una gira con Bacardi por diferentes ciudades con miles de personas asistiendo y disfrutando.
Metodología, constató Paulos al finalizar la experiencia. El clavo que une al ocio y a los cócteles. Y quizás la tuerca es esa sempiterna sonrisa, que para nada es casual. Vicente, cuando va a un local, no puede evitar auditarlo, pues es reclamado por negocios de todo el estado para mejorar sus barras y el rendimiento de su staff. Y uno de los indicativos para discernir si el bartender del lugar es bueno es cuán relaciones públicas es. “Si ve que estoy solo, y me presenta un buen cliente, demuestra que es bueno. Un bartender debe saber cómo interactuar con el cliente”. Eso y cuán preciso es al contar las cantidades cuando elabora los cócteles.
Las mecas de la coctelería moderna son NYC y Londres, donde es tanto o más importante la atención que se dispensa al cliente, que el cóctel que se sirve. El equilibrio y calidad en ambos aspectos es fundamental, y Bartrainers lo enseña en sus 5 centros repartidos en Barcelona, Madrid, Málaga, Zaragoza y Murcia
Entre sus alumnos se pueden encontrar bartenders en activo que buscan perfeccionar su rendimiento y potenciar sus habilidades para presentarse a una competición hasta newbies que quieren desarrollarse y aprender la profesión. Para ello, elaboran un entrenamiento de 160 horas personalizado a través del cual los alumnos empiezan por las nociones más básicas y, a medida que adquieren los conocimientos, acceden a lecciones más difíciles. El final del trayecto es, según Paulos, satisfacción, autoestima y un videocurrículum que ayudará al bartender a conseguir su empleo soñado gracias a la bolsa de trabajo de Bartrainers. Todo ello a través de una app que también registra la evolución de cada alumno, pues éste/a practica y trabaja el temario a su ritmo, según su disponibilidad, y siempre en las barras de práctica de los centros Bartrainers.
De hecho, con dos meses de entrenamiento intensivo es posible convertirse en un bartender preciso. Pero para quien disponga de tiempo, o quiera aprender a otro ritmo, la formación completa es de dos módulos: el primero, capacita para trabajar en una barra, con las bases bien aprendidas. El segundo, es una perfección de técnica, y un entrenamiento más completo que complementa al primero. Cada módulos cuesta 850€.
Preguntando a un par de bartenders amigos, ambos me han dado muy buenas referencias. Tienen un estilo de enseñanza propio, hasta el punto que, si ves a un bartender realizar un free pour (una técnica de medición de las cantidades sin jigger), ¡sabrás que es discípulo de Bartrainers!