Su capital, Manresa, está a escasos 50 kilómetros de distancia y su buena comunicación permite que una escapada allí para comer, pasar el día o el fin de semana sea una gran idea en cualquier época del año. ¿Nos acompañas a descubrir sus encantos turísticos y gastronómicos?
QUÉ VISITAR EN BAGES
Empieza el recorrido en Mura. Sin querer extendernos mucho en datos te aseguramos que es uno de los pueblos con encanto y más bonitos del centro de Catalunya. En pleno parque natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, el pueblo está construido encima de una colina. ¿El plan? Pasear entre sus calles empinadas, fijando la vista en sus detalles arquitectónicos y en los fantásticos paisajes.
En el mismo Mura se puede hacer la visita del Molí del Mig, regentado por Pere, la 28ava generación de la familia que ha estado al frente del molino desde hace mil años, según nos cuenta el propio Pere. Este espacio contiene artilugios, artefactos y objetos de la vida rural de la zona y del oficio de molinero de los últimos trescientos años, y Pere te cuenta los usos de todos ellos con todo detalle: incluso puede enseñar cómo funciona su molino hidráulico. No te vayas sin probar ni comprar el aceite ecológico de producción propia, elaborado con vera y con vera y verdal (las variedades autóctonas).
Tras 25 kilómetros hacia el interior se llega a Manresa. Es una pequeña ciudad que cuenta con diversos encantos, entre ellos una de las razones por las cuales existen cerca de 20 referencias de Manresa en el mundo: ser la cuna de los jesuitas. Ignacio de Loyola está presente en el pasado, presente y futuro de esta ciudad, más allá del turismo religioso. Sus valores religiosos y espirituales han influido en la vida social, económica y artística de esta tierra que en el medievo se salvó de la hambruna por la aparición de una luz caída del cielo en las vecinas montañas de Montserrat…y fue una de las principales potencias industriales de finales del s.XIX.
Por ello, en Manresa se encuentran núcleos del medioevo, del Renacimiento, del Gótico y exponentes de arquitectura modernista muy interesantes. Lejos de mirar al pasado, Manresa mira al futuro con actividades culturales y turísticas de excepción para 2022, celebrando de forma transversal la llegada de Loyola a la ciudad hace 500 años.
Y a tan sólo 30km, Cardona ofrece dos atractivos incontestables: por un lado, el imponente castillo de Cardona, la sede de la familia sin trono, los Cardona. Y por el otro, el espectacular interior de la célebre montaña de sal, origen en parte del poder de esos Cardona.
El Castillo, construido y ampliado a lo largo de los siglos en una colina que domina todo el valle del Cardener, consta de diversas edificaciones que son reflejo de más de mil años de historia: desde el castillo condal, la iglesia de Sant Esteve que acogió a los canónigos, el patio gótico del palacio de los duques de Cardona a las murallas de la guerra de Sucesión. La visita es muy amena, llena de detalles y pensada para todos los públicos. Si además coincide con un día despejado y soleado, las vistas son maravillosas.
La montaña de sal, como así se conoce coloquialmente al Parc Cultural de la Montanya de la Sal, es otro gran hotspot, a pocos minutos de distancia del centro histórico de Cardona y a pocos minutos en coche desde el Castillo. Esta montaña es una unicidad geológica del territorio, y adentrarse a través de sus 500m de recorrido no sólo permite disfrutar de la espectacularidad de los pliegues y vetas del yacimiento sino también conocer los entresijos de la minería en el s.XX.
DÓNDE COMER
Tanto atractivo y tantas paradas en el recorrido abren el hambre, lo sabemos. El Bages es tierra de buenos productos de estacionalidad (como los tomates de Montserrat, el garbanzo de Mura, el cerdo Ral d’Avinyó, la berenjena blanca o la miel de Marganell), de buenos vinos (los de la D.O. Pla de Bages) y de buenos proyectos de restauración.
De estos últimos os hablamos ahora: en Mura comimos en el renovado Cal Carter. En ocasión de celebrar sus 50 años de existencia, la tercera generación de la familia Perich (los primos Jordi -a los fogones-, Berta -sumiller-, Mireia y Marc) ha refrescado el interiorismo del restaurante, situado en el corazón del pueblo. La llegada de Jordi Perich a la cocina también ha revitalizado la carta, aunque los clásicos que les han brindado fama como los garbancitos con alioli y esqueixada de bacalao, siguen con buena salud y sabor. Importante también probar su cerveza artesanal propia, La Batista: una lager de buen cuerpo que, según explica Marc, los clientes se llevan cajas enteras.
Manresa, además de los atractivos turísticos que os hemos descrito, tiene un restaurante que hace brillar la ciudad con luz propia: El Cau de l’Ateneu. Un proyecto de la pareja de chefs Xaro López y Jacint Soler que desde 2020 ha devuelto el esplendor al Ateneu, un enclave que durante más de 150 años fue el epicentro dinamizador de la vida social, económica y cultural de la Manresa más popular. Con un interiorismo totalmente renovado, el espacio ahora acoge dos propuestas gastronómicas: una de tapas más informal, que se sirve en el jardín y las mesas cercanas a la barra, y otro gastronómico, en una sala con seis mesas y vistas a la amplísima cocina central, corazón del proyecto y de sus propietarios. Probamos el menú intermedio de los tres que ofrecen en el formato de alta cocina, con creaciones basadas en el producto local, destacando el soberbio canelón de pollo de Masiets&Perich de Rajadell. El maridaje, que firma el sumiller David Escofet, es mayúsculo.
A medio camino entre Cardona y Manresa, el pueblo de Rajadell ofrece una buena razón para ir hasta allá: conocer el espacio gastronómico El Reguer regentado por Cristian Herrera y Celia Salgado. Antes restaurante, la pareja ha enfocado su propuesta a realizar menús temáticos o monográficos de temporada a demanda (para un máximo de 24 comensales y un mínimo de 6). Siempre con el producto local y los vinos de la D.O. Pla de Bages como hilo conductor, ahora mismo ofrecen un interesante menú de otoño con 7 platos y postres, por 50€. Recordaremos durante mucho tiempo las judías de Castellfollit con conejo en escabeche y aceite de l’Obaga de l’Agneta.
Tras esta visita lo que nos queda claro es que será la primera de muchas. Su gente, amable y hospitalaria; su producto, excelente y variado; y sus vinos, de gran personalidad gracias a sus variedades autóctonas (entre ellas las imponentes sumoll y mandó), sitúan esta comarca en el mapa con excelencia.