Los restaurantes en hoteles guardan joyas escondidas detrás de suntuosos halls y entradas acristaladas gigantes. Gigante es, en más ocasiones de las que nos imaginamos, la gastronomía que sus chefs elaboran a diario para visitantes y locales. Os invitamos a dejar atrás esa frontera invisible para adentrarnos en las cocinas de tres restaurantes de hotel donde se goza mucho, y no se paga tanto. ¡Vamos!
SINTONIA
Sintonia, el restaurante del Gallery Hotel, es toda una declaración de intenciones, su propio nombre habla de conexiones, de vinculaciones armoniosas, coherentes, placenteras. Así es su carta, al mando de la cual está el chef Pablo Tomás, un exBulli que con su propuesta gastronómica de autor asentada en el producto hará que el comensal vibre con la experiencia. Platos de cocción lenta que invitan a que se degusten con una buena conversación o clásicos rescatados en su esencia (pero rebajados en grasas), como el steak tartar que se prepara enfrente del cliente: la sobremesa recobra su sentido, sobretodo para los amantes de rematar una deliciosa comida con un buen scotch, pues tienen una carta con cerca de cien referencias dividida entre perfect serve, on the rocks o combinado.
Probamos el menú En Sintonia (39€ con bebida, +12€ con maridaje), ideado con raciones en el centro para compartir. Nos entusiasmó el steak tartar de vaca madurada con huevo frito de codorniz y caviar, el brazo de gitano ruso, el trinxat de kale, bimi con huevo, jengibre y menta y las habitas a la menta con jamón ibérico y espardeñas a la brasa. Todos ellos en las fotos. No menos gloriosos nos parecieron el jarrete de ternera lechal lacado con verduras de proximidad (para más señas, de Pau Santamaria) o la bullabesa con pescados del Mediterráneo con azafrán. Los postres son otro de sus fuertes, también servidos en el centro de la mesa para picar mientras se goza de una comida o cena sin prisas, con el sabor de una buena conversación que no quisieras que acabase nunca. Y si acaba, no será porque la cocina cierre: se puede disfrutar de Sintonia desde las 12:30 hasta las 23:30h, de forma ininterrumpida.
JARDÍ DE MOMENTS
No es ningún secreto que somos amantes de las pop-ups, de las experiencias fugaces de las que puedes disfrutar durante un tiempo limitado y Raül Balam, una vez más nos ha sorprendido y enamorado. El concepto del restaurante biestrellado Moments, se traslada durante los meses de verano a la terraza del Hotel Mandarín Oriental con Jardí de Moments.
Raül Balam ha creado una oferta divertida y estival, de nombres sugerentes y consonante con una experiencia relajada y tranquila con el lugar en el que se encontrará: Jardí Mimosa. Como entrantes la “Ensaladilla Rusca“, calamares “enfilados” con soja, wasabi y miso o un tartar de atún. La carta también contará con platos como la “Fideuà RBR” -con el acrónimo del mismo chef-, Vitello tunatto, lubina con patatas y olivas o el “Milanés“, la milanesa creada por Balam con toppings encima, todos ellos maridados por la bodega del restaurante. Los postres no quedan en un segundo lugar, las creaciones frescas y ligeras que propone el chef son perfectas para las temperaturas estivales: clásicas fresas con nata, el mítico y el Batido de 5$ o el Detox son algunos de los dulces finales para una jornada de relax en plena Eixample.
LE BOUCHON
¿Estás por el centro (Gótico) y te apetece un picoteo delicioso sin complicaciones, con un buen vino o vermut? El reformulado Le Bouchon, bajo la batuta del chef Xavier Lahuerta, no te decepcionará. En los bajos del Hotel Mercer encontrarás esta taberna elegante y diferencial que despacha tapas de siempre, muy bien ejecutadas, a casi cualquier hora del día.
Palabra que la ensaladilla rusa es excelente, suave y de textura muy agradable. Las croquetas de jamón son de las que el sabor explosiona en tu boca, y no menos podemos decir de los buñuelos de bacalao. El pescado es otro de sus fuertes, nos encantó el bacalao en flor (a baja temperatura con un salseado de emulsión de limón, brotes, flores y aire de lavanda) y un seitó que estaba fuera de carta pero bien merecería tener su lugar perenne en ella. El vino acompañará este picoteo sabroso, a escoger entre 4 opciones de blancos en copa o 5 tintos también en copa. No, nos dejamos el postre: en la pizarra encontrarás dos opciones. Nosotros catamos el cremoso de lima, kiwi y bizcocho borracho y el tartar de piña con pa de pessic de coco y sorbete de coco. Riquísimos.
BAR VERAZ
Sin duda, su nombre hace honor al contenido. El Bar Veraz, restaurante del hotel Barcelona EDITION, nos abre sus puertas para conocer la cocina de Sebastián Mazzola, argentino de origen gallego-italiano. En esta ocasión, nos presenta su propuesta de mediodía: el Bunch break. Aunque normalmente un hotel no sería el primer lugar en el que pensaríamos para nuestra pausa para comer, creemos que es una opción perfecta para cualquiera que busque un menú de calidad a un precio genial. La oferta gastronómica cambia diariamente y se compone de un principal a elegir entre plato o pizza, un acompañamiento y bebida.
En nuestro caso, no quisimos perdernos nada y probamos las dos opciones. Tanto el arroz como la pizza son soberbios, grandes platos con una excelente materia prima y una elaboración a la altura de las cinco estrellas del alojamiento. Tampoco podéis dejar de probar su oferta de postres que varía semanalmente y que, por supuesto, completa esta magnífica experiencia.
LÍNIA
A cargo de los fogones de Línia se encuentra Sergio Ruiz – chef formado en las cocinas del Hotel Arts – acompañado por Ferran López (sous-xef) y Joan Lleixà. Esta brasería mediterránea situada en el precioso Hotel Almanac ofrece una gastronomía de cinco estrellas al alcance de todos con un menú degustación del chef (tres entrantes, arroz y postre) exquisito y excepcional. Las recetas contemporáneas que componen la propuesta muestran el equilibrio perfecto entre estética y sabor, gracias al extraordinario producto con el que trabajan que expone su máximo esplendor en la sencillez.
Nuestro viaje empezó con una sublime y elegante crema de piñones con alcachofa confitada, ceps y albahaca, una increíble delicia gustativa y visual que perdurará durante mucho tiempo en nuestra memoria. El plato principal llegó con gran potencia: un arroz de ibéricos con presa ibérica, morcilla y panceta, y aún nos esperaba una dulce sorpresa. La parte dulce, a cargo de Lucila Canero, es casi tan extensa como la propuesta de salados. La repostera argentina, tras cuatro años en Takashi Ochiai llegó al restaurante con un objetivo: sorprender con nuevos sabores y propuestas singulares. ¡Y vaya si lo ha conseguido! Nos dejó conmovidos con el postre nata y fresas, un bizcocho de tomate y pimiento con nata, fresas y frambuesas.
A RESTAURANT
El inefable Alain Guiard sigue tripulando el buen hacer del A Restaurant, en los bajos del Hotel Neri. “A” por origen, por ser la primera letra del abecedario, por una cocina que busca raíces, trabaja con un buen producto de temporada y arriesga con seguridad. Ahora, este viaje lo comparte Bernat Cañellas, recién incorporado al equipo de cocina para aportar una sólida trayectoria (Via Veneto, Akelarre, Omm o El Gran Claustre) y una visión compartida con Guiard (con quien coincidió en los fogones de Le Meridien Ra) de dar preeminencia al producto y al sabor, sin renunciar a técnicas de aquí y allá.
En definitiva, buena comida, con un servicio informal y cuidado. Probamos platazos de su nueva carta, de los cuales destacamos la ensalada de “latini” caramelizado, remolacha y frutos rojos; el tartar de atún con perfumes de Asia, vichyssoise de hinojo y salicornia; la cazuela de vieiras y ñoquis de patata; rebozuelo y bisque de marisco o el tataki de rubia gallega a la brasa con ponzu y patatas con cítricos, por poner algunos ejemplos.
