¿QUÉ DEFINE A FLYING MONKEY?
Desde Sant Gervasi, los platillos volantes de Stern y su equipo alegran las jornadas con vinos naturales seleccionados y sabores absolutamente reconfortantes, desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche. Cuando abren las puertas, a las 9, el barrio se inunda con el olor de sus panes y pasteles recién horneados en su obrador, mezclándose con el aroma del café recién molido y extraído. Son ruidos que más que ASMR son una autopista de nuestro hipotálamo a nuestras papilas gustativas, anticipando el festín.
La panadería de Stern es una maravilla, ya lo comprobamos al probar el pan challah cuando visitamos La Balabusta hace unos meses. Y que el líquido también se toma muy en serio en esta casa (como todo lo que Stern y su compañero, socio y jefe de sala Rafael Campos tocan), no en vano se autodefinen como wine bar pero nuestra impresión es que va más allá y esta nomenclatura más que definitoria es un ejercicio del matrimonio para presentar un proyecto algo más diversificado. La realidad es que Flying Monkey está impregnado del universo Stern y lejos de ser un inconveniente, para nosotros suma. Cuando un proyecto como Autorosellón o La Balabusta triunfa es por su autenticidad, honestidad y cocina diferencial: tiene todo el sentido que ese savoir faire viaje en buena parte de su totalidad a una nueva ubicación para conquistar un nuevo público.
¿QUÉ COMER EN FLYING MONKEY?
En esta ocasión nos acercamos a disfrutar del Menú del Día, una oportunidad para degustar platillos nuevos y algunos que ya son referente de la cocina de Stern como las zanahorias o el hummus. Este formato ofrece primero, segundo, postre o café de especialidad y bebida por 17,90€.
El menú ofrece dos opciones de cada categoría así que, al ser dos comensales, pudimos probarlo todo. Como primeros, las zanahorias con tahini y menta y el hummus con pimiento rojo escalivado y pan de pita. Nos perdonarás pero esas zanahorias (casi caramelizadas, tiernas, sabrosas) y ese humus (sedoso, equilibrado en especiado) están para ponerles un piso. Nos alegró encontrarnos de nuevo con el vitello tonnato, un plato que desde siempre nos encanta y en esta casa, bordan.
La pasta, la segunda opción junto al vitello como platos principales, eran unos orecchiette de aderezado muy refrescante donde sobresalía la sobrasada. Y de postres, como se puede escoger entre uno de ellos o el café de especialidad, seguimos optando por todo así que este puding puso punto final con nota.
Regresaremos para probar su carta y animarnos a acompañar esos bocados con esa selección de vinos tan apetecible. O para desayunar, que con esos ventanales abiertos a la calle y la luz entrando a raudales seguro que se desayuna mejor. Sea como fuere, ve a probar Flying Monkey de miércoles a sábado de 9 de la mañana hasta medianoche o el domingo de 9 a 17h. Ojito a su brunch, nos han explicado que está en la estela del que ya probamos en La Balabusta, y fue épico.