Poble Sec es un barrio de contrastes, tanto ofrece propuestas para bolsillos modestos como te encuentras con proyectos gastronómicos de nivel como Taberna Noroeste. Y esta taberna, tripulada por Javier San Vicente y David López, promete ser uno de los estrenos estrella de restaurantes en Barcelona de la temporada, subiendo escalones en los imprescindibles del barrio con su cocina de memoria y guiños al producto local con recetario de sus orígenes.
¿QUÉ DEFINE A TABERNA NOROESTE?
El nombre ya da pistas: Taberna Noroeste. Taberna, un lugar donde comer platillos de ración corta para que el comensal pueda probar muchos, en un ambiente informal. Noroeste, la unión del norte (la Galicia de San Vicente) y del oeste (la ciudad natal de López, Salamanca) no en forma de fusión sino de baile en el cual los sabores tradicionales de sus orígenes son reconocibles y se rematan en pirueta con producto local. Ambos chefs, amigos desde hace muchos años, se conocieron trabajando con Carles Abellán en el Tapas 24. De hecho, San Vicente fue jefe de López. El primero, pasó 10 años en el equipo; el segundo, 6. De alguna manera esa escuela Abellán ha forjado que la curiosidad de López y San Vicente (soy autodidacta en cierta manera, confiesa San Vicente, como mucho en otros restaurantes y de lo que como, he aprendido mucho, y mi debilidad son los fondos) se traduzca en unos emplatados impecables y un modus operandi que pivota entre la brasa, el ahumado (sea en frío o en caliente) y los marinados, con toques de guiso.
Son un trío, no nos olvidemos de Marc López, un proud to be de La Barceloneta que tras 8 años en las salas de Asador de Aranda, entró en el Tapas 24, coincidiendo con San Vicente y López. Aunque es un trío, se comportan como un matrimonio viejo, que se entiende con la mirada y se conoce en profundidad, y este ambiente de familiaridad y confort se respira en Taberna Noroeste. Si se suma a esta ecuación unos platos magníficos la experiencia en este local que tan sólo lleva 6 meses abiertos (confinamiento mediante) es de regresar y recomendar.
¿QUÉ COMER EN TABERNA NOROESTE?
Al lío, que hemos comido muy muy bien y aún paladeamos lo que hemos probado: empezamos con una empanada de la taberna, una revisión de la clásica empanada gallega en su versión de masa fina, con un soberbio sofrito con manteca de cerdo, grasa de jamón ibérico, cebollita, pimientos rojo y verde, un poco de pimentón y el bonito, claro está. Textura crujiente, suavidad en la boca, y un sabor que consiguen usando el aceite del sofrito en la masa. Seguimos con una soberbia bomba de cocido, un plato que han ido tuneando hasta conseguir el brillo actual gracias a añadir al caldo del sofrito un poco de vino blanco, de Jerez, mantequilla y mostaza. Su reducción es la base de esta bomba, que se emplata con un refrescante encurtido de pepino casero. A continuación, una flor de calabacín rellena de samfaina cuyos ingredientes se han braseado excepto la berenjena, que se fríe. Se unen a la fiesta el tomillo, el romero y una pizca de menta para refrescar junto a la mayonesa de albahaca y el queso manchego rallado.
El bonito marinado con puerros ecológicos es cosa seria. Se marina con agua de mar y vinagre y se emplata con mayonesa de raifort y los puerros ecológicos confitados con brotes de guisantes. Ojito. La pizzeta de queixo San Simón y papada ibérica Carrasco es un interesante ejercicio nacido de un divertimento de San Vicente, a quien le gusta hacer pizzas: se fermenta la masa durante 72 horas y se prepara con queso ahumado de tetilla gallega San Simón y una fina panceta de ibérico de Carrasco, fundiéndose ambos. Por último, traca y matraca: lechazo con milhojas de patata gallega. Cuello de cordero lechal cocinado a baja temperatura finalizado en la brasa con un toque de sarmiento que aporta un plus sensorial porque su olor llega a la mesa. Y un milhojas de patata y zanahoria fino, fino. El postre, sin duda, el que será su insignia durante mucho tiempo, una tarta de Santiago que no podemos describir: ¡debéis probarla, es sublime!
De Taberna Noroeste gusta su corta carta, con 18 platillos, y sus precios democráticos que van de los 3,50 a los 14€. Un festival en esta casa es posible, hecho a medida, porque no tienen menús degustación ni menús de mediodía, sólo trabajan a la carta. Regularidad a raudales, porque aunque su carta sigue el compás de las estaciones, no se aposenta en los fuera de carta. Sin ser cocina de mercado, apunta San Vicente, el producto es la estrella, y la carta es el reflejo de lo mejor de la temporada. ¡Amén, hermano!
La carta de vinos sigue la esencia de la carta de platos, con 11 referencias de blanco y otras 11 de tinto con gran diversidad: vinos ecológicos, biodinámicos, naturales o convencionales. El hilo argumental es que son vinos que les gusta beber y como tal, es probable que en poco esta carta mute: estamos detrás de alguna referencia de ancestral muy potente, cuenta Marc López. De ellos, siempre tienen 4 opciones de balnco y tinto para tomar a copas.
En todo caso, los 40€ por cabeza de ticket medio nos parecen más que justificados. Un secreto, ahora que nadie nos lee… si no están muy liados en cocina, achuchar a los chefs para que os monten un degustación… Visitad esta taberna de maravillas de jueves a lunes de 13:30 a 15:30h y de 20:30 a 23:30h. Cierran los martes y miércoles… si vas al Gresca, a Alkimia o Alkostat, quizás te los encuentres allí comiendo.
