Robot House, un robot con alma gastronómica y social

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Robot House, con un mes escaso de andadura en el Eixample, es un proyecto que tiene una misión: nutrir la creatividad y la innovación para fines que ayuden a crear una sociedad mejor. Sus herramientas son la creatividad y la…

Robot House, con un mes escaso de andadura en el Eixample, es un proyecto que tiene una misión: nutrir la creatividad y la innovación para fines que ayuden a crear una sociedad mejor. Sus herramientas son la creatividad y la exploración de un pensamiento interdisciplinar a través de charlas y workshops en un ambiente acogedor donde además, la buena comida, el buen café y el buen té tienen una alta cuota de protagonismo.

¿QUÉ DEFINE A ROBOT HOUSE BARCELONA?

Si os acercáis pronto, encontraréis a Griselda Serra allí, disfrutando del espacio, gozando de un proyecto hecho realidad y gestado hace casi 20 años atrás en su cabeza. Esta economista que recondujo sus pasos hacia el cine, a principios de los años 90 se inspiró en el Angelika Film Center de Nueva York. Un referente en cuanto a espacio de creación y difusión que, por aquel entonces, ya tenía en cuenta la parte gastronómica. Griselda encontró en el Angelika un oasis donde se reunían sus pasiones bajo un solo techo: cine, literatura y gastronomía, entre otros. Y un refugio en sus múltiples viajes a Estados Unidos.

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De la mano de dos socios, Grisela ha ideado en Robot House un concepto que además, ahonda en la reivindicación social, y especialmente la feminista: en las librerías que acompañan desde la entrada al fondo del local, libros de editoriales independientes, una de ellas dedicada a la editorial Capitán Swing, y que en el futuro, se mostrará el catálogo de otras editoriales que les llaman la atención. Relacionado con la literatura, en Robot House se han creado dos clubes de lectura, uno de ellos en inglés.

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Predomina la madera, las paredes desnudas, mostrando un pasado industrial, y la luz natural, además de las plantas y una atmósfera cálida que los daneses tan bien reflejan en la palabra hygge. Sí, un look de cafetería muy anglófilo que además de estética, incluye coherencia: hasta los proveedores de Robot House son seleccionados en función de sus valores, compartidos con los de Griselda y equipo. Café de especialidad de Slow Mov, el te de los amigos Ambrosi y Jing Jing de Tetere, pan del Forn de Sant Josep, carne de Cal Tomàs y así podríamos listar los granjeros y payeses que proveen la cocina ecológica, raw y sabrosa con visos japoneses que dirige el chef Cristian Iglesias. 

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¿QUÉ COMER EN ROBOT HOUSE?

Robot House propone para los mediodías un menú del día que va rotando, y para los desayunos o meriendas una corta carta de tostadas (con toppings deliciosos), bocatas de ciabatta con rellenos sabrosos de verdura, carne o pescado y unos bols con fruta y superfoods. Hemos probado el menú del día y es toda una sorpresa: inspirándose en los bentos japoneses, siempre encontraréis un plato principal vegetariano/vegano y otro con proteína que se sirve con acompañamientos balanceados a nivel nutricional, una pequeña ensalada y sopa del día, y se corona con un pequeño postre por 10,90€. Está disponible de lunes a viernes.

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Como entrantes, una delicada sopa de calabacín, puerro y patata que sabía a hogar y un brócoli con tahina, limón y sumac. El plato principal con proteína era una berenjena con meloso de ternera al miso y verduras, sobre un puré de patata; el vegetariano era una estofado de verduras dulces y centeno que acompañamos con una punta de mostaza casera que impulsó mucho su sabor. Y como postre nos decantamos por la pera rustida con crumble de galleta y merengue. También tenía un topping de merengue el lemon pie que nos tomamos con el café para hacer un cierre redondo. Nos gustó la sensación de estar saciados pero no llenos, ¡listos para regresar al trabajo!

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Cristian Iglesias tiene mucho mundo a sus espaldas y un enfoque personal hacia su profesión que nos ha fascinado: viene de una célebre familia de restauradores barceloneses, la família Iglesias, donde empezó a trabajar desde joven. Su trayectoria profesional le ha llevado a cocinas nacionales (Torre del Remei, el recordado OVEN en Poblenou, Ibiza con una pop up con un estrella Michelin londinense, stage en Mugaritz, La Pubilla en Gràcia y Espai Kru) e internacionales, sobretodo en Japón donde ha pasado dos largas temporadas y de cuya gastronomía ha aprendido a valorar el enfoque hacia la comida variada y las pequeñas raciones, que tanto apreciamos en el sector occidental. Curiosamente, fue en Japón que trabajó en granjas orgánicas de forma intermitente y donde interiorizó los valores de estas fórmulas de producción sostenible. A este combinado de fogones internacionales se le suma una licenciatura en antropología que le abrió las puertas de elbullilab y le proporciona una interesante visión del acto social de la cocina, la comida y su interacción, además de sentir una curiosidad (que compartimos) hacia el orígenes de los platos, el uso de los alimentos y la indagación hacia aquellos que ya son extintos.

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Si todas nuestras descripciones os han abierto el apetito gastronómico, social y cultural, en Robot House encontraréis un paraíso redondo, reconfortante y abierto en todos los sentidos. Con un precio medio de 11€ por persona si probáis la fórmula de menús de mediodía, o de 15€ si os animáis con sus originales brunch los fines de semana con mood mallorquín, Robot House es una gran alternativa para charlar, gozar de tiempo para uno mismo y pensar o trabajar o incluso para conocer gente nueva. Su horario: de lunes a viernes de 8:30 a 20:30h, los sábados abren de 9 a 20:30h y los domingos cierran a las 15h, aunque seguramente alargarán pronto ese cierre porque sus brunch Barcelona están consiguiendo muchos adeptos.

 

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