El verano ya está en su meridiano y sigue ofreciendo un horizonte de planes gastronómicos y de ocio que promete. Si tu destino es La Costa Brava y buscas gozar de la buena cocina que se disfruta en la costa o en su interior, éste es el post que estabas esperando. ¿Qué te parece hacerte con la mejor ensaladilla rusa en un comedor al aire libre en Llofriu, un buen arroz en la icónica playa de Aiguablava o una langosta al estilo de Formentera en Llafranc? ¡Te contamos dónde!
SOCA-REL
Jordi Garrido está a los mandos de este proyecto que vio la luz en 2021 y que recoge, en esencia, una gastronomía que corre por sus venas, como buen valenciano (de Jávea): la de barraca, la de aprovechamiento y disfrute de la huerta, el corral y, por supuesto, del arroz. Su comedor, que se abre al paisaje de Llofriu, es el escenario por donde desfilan platillos excelentes como los delicados buñuelos de bacalao, las croquetas de jamón o una ensaladilla rusa de aúpa, contando con la receta secreta de la abuela de Garrido, fuente de inspiración para el chef. En Soca-rel, también, una simple ensalada de tomate se eleva a manjar exquisito gracias a su aliño y a escaldar previamente los tomates, para después marinarlos, resultando un plato refrescante y sabroso.
Su amplia cocina principal, formada por lineales de parrillas, echan humo. Y no solo es porque arde la leña de vid que proporciona la cercana bodega Mas Oller en cuanto realizan la poda, sino porque los arroces se suceden con frenesí: es la estrella de la casa. Arroces al estilo valenciano, socarrat, pero con el intenso sabor del estilo de la Costa Brava. El que nadie puede perderse es el de pescado de roca con sepia y gamba de Palamós.
CLARA BEGUR
En Clara Begur encuentras la génesis del Clara Barcelona: En Begur es donde se ha gestado un estilo de cocina joven e informal donde prima la diversión, el sabor y el producto. Todo ello por un ticket medio, además, más que correcto.
En los bajos del Hotel Aiguaclara se sitúa este proyecto que pilotan con audacia y seny un trío: Fran Llobet en los fogones, Àlex Ruiz en la sala y Aníbal Santiveri en gestión. A sus platillos tradicionales revisados se le suma una interesante contraposición líquida, con vinos naturales y de proximidad. Un combo que siempre funciona cuando el producto es de excelente calidad, y desde la cocina se domina el oficio. Se nota en platos de apariencia simple como el calamar con salsa mar y montaña: al excelente calamar solo le falta cocción precisa y una salsa de sabor potente que acaricie la textura de su carne. Lo mismo ocurre con una sabia elección: juntar una buena cecina con un buen pecorino, con ese pan con tomate aderezado que nunca puede faltar. Ahora bien, los torpedos gastro que no te puedes perder son el lomo de atún al dashi con tomate confitado o el brioche de pulpo confitado con ricotta, limón y mayonesa de kimchi. Lo hacen bien y lo hacen pasar bien, es lo mínimo que se puede esperar de un gran lugar.
TOC AL MAR
Ya un clásico entre clásico, bañado por la arena de una de las calas más bonitas de las playas de Begur: Aiguablava. Allí encuentras Toc al Mar, regentado por el matrimonio Sandra Baliarda en sala y Santi Colominas en la cocina.
Su esencia es saber sacar brillo a la excelencia de la materia prima a través de la única intervención del fuego. Sin florituras, la esencia del pescado de lonja que sirven por las noches, o del pescado y marisco que alegra los arroces (solo durante los mediodías) se trabaja en una cocción con fuego elaborado con madera de encina. Un purismo que eleva al producto, sumándose a la fiesta la ubicación y las vistas. ¿Ejemplos? Chipirones al horno de leña, tartar de carabinero en un brioche con mayonesa picante, langosta Wellington o el superlativo arroz seco de calamar con alioli de ajo negro.
Ah, y olvidar el vino, con referencias para todos los bolsillos, aunque si el tuyo está en modo disfrutón, deberás pedir la carta de vinos Clandestina. Marco Ravasio, en sala, de cualquier modo te sabrá aconsejar. Eso sí, no intentes ir sin reserva: será misión imposible. Reserva con tiempo y ármate de paciencia, sobre todo si vas al mediodía (aunque tengas turno, deberás hacer cola). Todo merecerá la pena, lo prometemos.
HOSTAL LA LLAGOSTA
Hostal La Llagosta cuenta con más de 75 años de historia vinculada a Llafranc, que empieza en 1946 cuando la familia Pla, pescadores oriundos de Calella de Palafrugell, abre un hostal en el antiguo armador y salino de anchoas de su propiedad. En 1955, junto al boom turístico, entra en escena quien actualmente sigue al mando, Maria Rosa Tarragó. Por sus ojos (y servicio) han pasado tanto generaciones de familias veraneantes como famosos de la talla de Kubala, Xavier Cugat o la pareja hollywoodense Eddie Fisher y Liz Taylor.
Desconocemos si ellos probaron la razón por la cual nos trasladamos hasta allí: la langosta al estilo de Formentera, con patatas fritas y huevo frito que sirven bajo reserva previa de más de 48h. Buena prueba de que en esta casa se trabaja con pescado fresco es que no tenían langosta porque no se las habían servido, así que disfrutamos de este plato con bogavante. Previo a este festín, unas tallarines bien aliñadas, para ir abriendo boca.
CAN PUJOL
En la playa de La Fosca, en Palamós, se encuentra el chiringuito Can Pujol, parada obligatoria por tres razones: las vistas casi a pie de arena, su arroz y la amabilidad de su familia propietaria. Manel Yesares y su hijo Alex son la cuarta y quinta generación (respectivamente) de los Pujol, la familia que erigió este chiringuito-restaurante en 1939. El aire bohemio se respira en este restaurante de amplia terraza cuyo plato estrella es un medio secreto: cap roig a la llama de romero con fideos a banda. Sólo lo elaboran bajo reserva previa y cuentan que además, esos fideos son tan suculentos que muchos regresan para probar esa exquisitez de nuevo… sin éxito, porque sólo se sirve en ese plato.
Otro hit son sus arroces y especialmente interesante es el arroz marinero con gamba y erizo de mar. Sirven entrantes clásicos de chiringuito, entre los cuales no faltan unas estupendas bravas que repetimos, de lo crujientes y sabrosas que estaban.
Recorrer el territorio de la Costa Brava para sentarse a la mesa es un proceder que se lleva haciendo desde décadas, así que si con estas tres recomendaciones no tienes suficiente, te aconsejamos visitar la cocina del célebre estrellado Els Tinars (Castell d’Aro) o los siempre impecables Tragamar y Ultramar. ¡Buen provecho!