¿QUÉ DEFINE A CHINA CROWN?
Dos mundos que lejos de enfrentarse, se complementan: la exquisitez orgánica de la arquitectura modernista de Antoni Gaudí aloja el refinamiento de la estética de la China más exótica e imperial. Vajillas profusamente decoradas, manteles ricamente bordados y todo lujo de detalles en la mesa transcurre bajo vigas de madera centenarias y pinturas al fresco. Parece que lo mejor de la tradición de Oriente y Occidente se haya dado la mano. Así pues, que la suntuosa belleza de la Casa Calvet (1900) sea el escenario donde la suculenta gastronomía orientalista de China Crown sucede no es más que el preludio de una buena experiencia.
En China Crown, que cuenta con un local en Madrid del mismo nombre, se enorgullecen de ser estandarte de la cocina imperial china en España. Este estilo de cocina era equiparable al que en Europa disfrutaban realeza y nobleza en forma de piezas enteras asadas con guarniciones delicadas. En China lo disfrutaban los emperadores, emperatrices, concubinas y la familia imperial: lejos de la comida humilde de sus súbditos, los platos que llegaban a las mesas imperiales eran platos de exquisita cocción, compuestos por materias primas caras, raras o complicadas de preparar. En ese sentido, la estética y la presentación visual formaban parte del plato.
Hay platos de ese recetario que los cocineros imperiales traspasaron a sus aprendices de generación en generación, y que han pervivido, como el pato laqueado. En China Crown recogen algunos de esos platos en su carta, pero yendo más allá, manteniendo viva la esencia premium y estética de la experiencia. Es lenta, pausada y altamente disfrutona: una ventana a una cultura donde cada detalle explica una historia.
¿QUÉ COMER EN CHINA CROWN?
El chef Tim Wang y su equipo mantienen la tradicional premisa del uso de la mejor materia prima, a la cual aplican técnicas actuales que renuevan los platos sin que pierdan la esencia. Por ejemplo, la caja de entrantes, la llamada Caja 3 tesoros, es un preámbulo delicado. En su caja de tres niveles hay encapsulado un bocado delicioso. De arriba a abajo (siguiendo el orden en el cual las cajitas se deben abrir y consumir): Vieira marinadas en zumo de lima, ajo, jengibre y guindilla de Hunan, Rollo imperial relleno de shiitake y verduras selectas y Bomba de yuca rellena de ternera con suave alioli de Hoisin.
Siendo una celebración de la gastronomía china, no podían faltar los dim sum, uno de los bocados más versátiles y delicados que, además, se han popularizado en el mundo entero. Probamos un combo de tres, el Real: Xialongbao de secreto ibérico con trufa, Ku Chai Kuih relleno de cangrejo y gamba y Liu Ye Bao relleno de verduras y setas chinas. A continuación, nos encantó la corvina salvaje al vapor aromatizada al vino de arroz no solo por su sabor, sino por su finalización en la mesa: la corvina llega envuelta en una hoja de bambú a la cual se aplica delante del comensal un sopleteado para generar ese vapor final de cocción.
La estrella, sin duda, es el Pato Imperial Beijing, con un proceso de elaboración único de más de 48 horas que no difiere mucho a cómo se preparaba hace siglos. Tanto el proceso de cocción como el servicio y emplatado es todo un ritual: desde el desplumado, pluma a pluma, con pinzas, al emplatado frente al cliente, que cuenta con dos tipos de corte. El primero separa el ave en dos mitades y después desmiembra la carne en láminas. El segundo levanta con maestría la piel, separándola de la carne sin dañarla. Se acompaña de una finísima crep y acompañamientos de arroz salteado con verduras y huevo, además de salsa para que el cliente rellene la crep con las piezas de pato, acompañamiento y salsas al gusto. Observar la maestría con la cual el chef realizar el proceso de corte y emplatado es una maravilla.
Finalizamos con un postre de gran belleza visual, el Pez de la Fortuna, un puding gelatinoso de mango con salsa de mandarina con forma de pez con toda profusión de detalles. El colofón final es la cajita con los Pastelitos Orientales, su versión de los petit fours con esencia oriental.
Nos contó Jesús Valera, jefe de sala, que su bodega es otro de los tesoros que China Crown ofrece, con unas 160 referencias de diversas D.O. españolas, francesas y alemanas, sin descuidar la incipiente actividad vinícola en China con un vino premium elaborado a los pies del Himalaya, el Ao Yun.
El ticket medio oscila entre los 40 y los 60€ y ofrece su experiencia de gastronomía china elevada de lunes a sábado de 13 a 15:30 y de 20 a 23:30h excepto los domingos, que realizan un único servicio de comida, de 13 a 15:30h. Situado en la calle Casp 48, es una excelente oportunidad para descubrir al paladar nuevos sabores en un entorno histórico único.