QUÉ DEFINE A BAR NURI
Tras este sencillo nombre se esconde una historia que empieza en 1962 y un homenaje a la protagonista que la empezó, Nuri Calafell. En la calle Espronceda del Poblenou, Nuri abrió junto a su marido Jordi Noguera un modesto restaurante de guisos, llamado Bar Nuri. Nuri, sin más formación que el aprendizaje de la cocina a través de la madre y la abuela, se lanza a esta aventura que enrolará no solo a su marido sino a las generaciones venideras.
Ese Bar Nuri regresa a Poblenou de la mano de la segunda y tercera generación, Ricard Noguera, David y Laura Noguera. Y regresan avalados por el buen hacer del que ya es un reconocido grupo de restauración de calidad, recientemente bautizado como Familia Nuri. En la actualidad los Noguera cuentan también con Ca la Nuri, Xiroi y Sal Mar, todo ellos en el litoral de las playas de la ciudad, y con Arrozal, en la zona logística del Port de Barcelona.
Cuando Nuri y Jordi trasladaron su restaurante al Eixample a principios de los años 90 cambiaron los guisos por la freiduría de calidad y, sin ser conscientes entonces, cimentarían el futuro con un simple acto: para no desaprovechar las patas que no se usaban para los fritos, Nuri decidió aprovecharlas empezando a cocinar arroces y fideuas. Son precisamente los arroces lo que han dado tan buen nombre a los establecimientos de Familia Nuri. Los arroces y, claro está, la cocina marinera. Bar Nuri, recogiendo la historia de esta saga de restauradores no solo ofrece excelente pescado y marisco en formato de tapas marineras sino que incorpora de nuevo los ricos guisos que tanto gustaban a los parroquianos de los años sesenta.
Y aquí está la gracia de Bar Nuri: un poquito de ayer y de hoy, materia prima de gran calidad y un enclave privilegiado. Un sota-caballo-rey necesario en el barrio porque esa calidad se ofrece a una acertadísima relación calidad-precio, siguiendo la estela de comedor popular cuyas bases sentadas en los años sesenta siguen teniendo vigencia. Sea en su amplio comedor o en su terraza, el equipo del Bar Núria se desvive para ofrecer una gran experiencia. Nos sentamos en una de las mesas interiores con ganas de jarana, producto y mucho de ese saber hacer de los restauradores que entienden que en la simpleza se encuentra la grandeza.
¿QUÉ COMER EN EL BAR NURI?
Empezamos con un trío de ases que aparecen en sus sugerencias: coquinas, con su picadita de ajo y perejil y un toque de plancha que libera todos sus jugos, fritura de sonsos y gambas de Palamós, también a la plancha. No imaginamos mejor forma de empezar que este tapeo sabroso, bien ejecutado y tan fácil de compartir y disfrutar.
Y aunque este inicio nos apetecía (y nos apetece siempre), nos emocionó especialmente la idea de meter el tenedor y la cuchara en calamares encebollados y albóndigas con sepia. Estos dos platos son recetas estrella que ya en el originario Bar Nuri contaban con adeptos. Ahora regresan con bombo y platillo en la sección Els Plats de la Nuri, junto a otras especialidades de guiso. Suculencia pura, con el mismo sabor confortable con el que nuestras memorias habían fantaseado.
Pero ojo, este comeback de platos de toda la vida se extiende al apartado de los postres. Nos tiramos en plancha a devorar el flan con nata, las fresas con nata y, oh ilusión, ese helado de corte con sus galletas cuadradas para conformar el sandwich.
Conceptos que rescatan y homenajean nos roban el corazón, y más si están hechos con este mimo y honestidad. Los platos de siempre que habían brillado en un contexto doméstico o en los restaurantes populares regresan para hacer memoria y enseñar a los paladares jóvenes toda la riqueza gastronómica que nuestra cultura ofrece, en forma de patrimonio. Con un ticket medio de 25€, el Bar Nuri te espera todos los días desde mediodía hasta medianoche.