Me citan en una antigua bodega del Eixample, no me revelan el lugar de la cena porque la localización es secreta. Pienso en que las cenas secretas son tendencia en Barcelona desde hace ya unos años, pero Wine Alphabet tiene una peculiaridad que la hace más interesante: se trata de una experiencia tipo Wine Room, con una cata dirigida de 6 vinos de la mano de elaboradores emergentes del momento de diferentes partes del mundo, acompañados por platillos creativos. En esta cena en concreto, se trata de vinos franceses y, obviamente, comida francesa.
Llego a la bodega, y espero a que llegue la gente. Por fin llegan Nika y Paul, los anfitriones. Me ofrecen un vermú que elabora la propia bodega mientras esperamos al resto de los comensales.
Nika Shevela es una sommelier y profesional del vino, con más de 5 años de experiencia. Es una auténtica experta y conocedora de vinos poco conocidos y de pequeños productores muy interesantes. Nika siempre busca vinos que sean asequibles a los bolsillos de todo el mundo, ahí está la gracia.
Una vez ha llegado todo el mundo, nos dirigimos al lugar de la cata. Se trata de un piso modernista, en el Eixample, muy acogedor, con una mesa que ocupa casi toda la estancia, nos sentamos alrededor de ella. Me pregunto si todos los presentes serán expertos o tan solo aficionados como yo. Aunque más tarde me doy cuenta de que no hace falta ser un experto para disfrutar de esta experiencia, tan solo se requiere interés por el mundo vinícola y tener muchas ganas de disfrutar.
Y empieza la cata, empezamos con un Champagne llamado L´Échappée Belle de Étienne Calsac, a base de Chardonnay, maridado con unas bolas de queso de cabra con orejones, tomillo y pistachos. La cena será a base de pequeños platillos franceses, con quesos, patés y una quiche, como principal.
Seguimos con un vino blanco, se llama Rully “Montmorin”, un Chardonnay de la Borgogne.
Continuamos con otro blanco, Corbières Blanc de Domaine des Deux Clés, de Languedoc-Roussillon a base de Macabeu, Garnacha Blanca y Vermentino.
Llegamos a los tintos, un Domaine de la Butte, a base de Cabernet Franc de la zona del Loire.
Ahora el viaje discurre por Burdeaux con un vino biodinámico, Clos Puy Arnaud. Requiere ser decantado, para que el oxígeno le de más propiedades. Es un vino a base de Merlot y Cabernet Sauvignon. Un vino joven pero con unos taninos muy marcados. Nika nos cuenta que se trata de un vino de “guarda”, es decir, un vino que se puede guardar hasta 15 años, y que año tras año, va adquiriendo más y más propiedades, hasta llegar a ser uno de esos vinos excepcionales.
Terminamos la experiencia con un vino dulce de Vallée du Rhône de vendimia tardía. Les Gélègrières del Domaine La Luminaille, se llama, y está hecho a base de uva Clairette. La uva tardía se recoge con mucha maduración y algunos racimos están afectados por la pobredumbre noble, de esta forma se obtienen vinos con gran cantidad de azúcares naturales.
Este recorrido por las principales zonas vitivinícolas de Francia me ha entusiasmado y me quedo con ganas de repetir pronto y descubrir otros grandes y no muy conocidos vinos de aquí y de allá, pues se trata de una experiencia realmente enriquecedora y un plan que no puedes perderte tanto si eres un amante de los vinos como un simple aficionado.
Si estás pensando en apuntarte a la próxima debes saber que se hacen dos veces al mes y tienen un coste a partir de 40€ por persona.
No le des muchas más vueltas y lánzate a descubrir nuevos vinos. Apúntate a la experiencia Wine Alphabet siguiendo este link: https://www.eventbrite.es/o/wine-alphabet-16820848447
*Fotografía de portada cedida por Where’s the food Barcelona