El restaurante Maleducat llegó a Sant Antoni y detrás de un nombre que juega con una leve provocación se encuentran tres amigos que han sabido salsear el barrio con esmerados platos y, lo mejor, con sorpresas que brinda la temporada, en forma de platillos suculentos e irresistibles.
Tres marrecs: los hermanos Marc e Ignasi García y Víctor Ródenas. Amigos de la infancia que con Maleducat vieron dos sueños en común cumplidos: los García, divertirse en una sala a la quie dieron el salto desde una inexperiencia que pronto suplieron con simpatía y espíritu solícito, y Ródenas dirigiendo su propia cocina, después de trabajar en alta cocina para grandes como Marc Gascons, Pablo Tomás o Romain Fornell.
Esta chavalada empezó ya con buen pie cuando abrió a mediados del 2020, rodeándose de buen producto, no sólo porque da sentido a su cocina de temporada y de producto sino porque para Víctor, la relación directa con el productor le reporta ideas. Pan de El Raiguer para su coca de pan com tomate, carne de Cal Rovira, ibéricos Maldonado, setas de Bolets Puig… producto de gran calidad que Ródenas conoce de sus anteriores experiencias y que le hace sentirse cómodo y seguro. Y hablando de rodearse, otro acierto en sus decisiones fue enrolar a Alejandro Icart, sommelier del Àbac, para crearles una selecta carta de vinos catalanes, todos ellos con personalidad y de proyectos vitícolas muy interesantes.
La carta empieza con algo de picoteo, inefables ostras y algo de laterío bueno, para pasar a bocaditos que ellos denominan como “Dos Mordiscos” y pasar al asunto serio, dividido entre los platillos de verdura (o del campo), carne, pescado y algo que es más nuestro que la sardana, los platos de mar y montaña. A destacar algo que, como buenos panarras, elogiamos y agradecemos: en la carta se incluyen tres opciones de pan (Triticum, El Raiguer y coca de Folgueroles).
Calentamos motores con dos de esos bocados, que de pura maravilla, cuesta no devorar de uno solo: la tostadita de tartar de gamba blanca, emulsión de sus cabezas, salicornia y vinagre Tosazu y la coca de crudo de calamar, papada ibérica curada, vinagreta de su jugo y pimiento rojo confitado. Lo que estos dos entrantes ya gritan es técnica y profesión a raudales porque lo suyo es arquitectura gastronómica: no solo es estético sino que cuenta con una sólida base que cimenta la orquesta de sabores que llegan a la boca.
Llega un tartar de tomate excepcional, el “Paolo Petrilli”, con caballa marinada a la llama, stracciatella de burrata y picada de piñones y albahaca. La primera impresión, se va consolidando: los sabores son armónicos, despuntan matices. Siguen los puerros templados, vinagreta de avellana, mató, tomates secos y limón, una suculencia inesperada que te hace ver los puerros con ojos de amante proteico (animal). Cuando llega el pequeño arroz seco, tartar de gamba roja de Palamós, emulsión de sus cabezas y carpaccio de pies de cerdo aún estamos en forma, seguimos ávidos de más y ese arroz nos deslumbra para después, enamorarnos. Es un sentido homenaje de Ródenas a Els Tinars, aunque debería ser a Marc Gascons, con quien trabajó en su Informal barcelonés.
Ojo al plato de carne: Pechuga de pato Canetón asada, su muslo guisado, salsifíes glaseados, acelgas y parfait de sus interiores. Cuando aprovechar el animal no es coherencia sino también arte. Seguimos repitiéndonos, lo sabemos: profesión, profesión y profesión…
Y qué decir de los postres… optamos siempre por otro trío, mostrándonos de nuevo que de esta cocina salen grandes cosas: tarta de queso Tou dels Til·lers con helado de kéfir y lima, cremoso de haba tonka, sablé bretón, fresón del Maresme, almendra y limón y chocolate con caramelo salado, café y Baileys.
Cocina técnica tradicional, la que Ródenas ama y disfruta ejecutando desde hace unos años, con opciones a todos los bolsillos (sean disfrutones o contenidos) con raciones más que correctas. Y un ambiente divertido, informal y sabroso. Cañas bien tiradas, selección de vinos del territorio y servicio informal aunque esmerado. Todo apunta a que en Maleducat no es necesario seguir las reglas de educación y se deben rebañar mucho los platos.
En cocina hay oficio: Ródenas acumula con 32 años un premio Promesas de la Alta Cocina del Cordon Bleu y trabajo intenso en Diverxo, Via Veneto, el extinto Roca Moo, Caelis, Sintonía del Gallery y en el Informal de Marc Gascons. Y también en sala, aunque la experiencia en sala de los hermanos García, previa a Maleducat, se había forjado haciendo de extras. Maleducat fue el punto de partida de un camino iniciado por estos tres amigos desde la niñez y parece ser que este trío dará guerra durante mucho tiempo más.
Sumemos a un ticket medio por cabeza de 55€ por persona un horario fácil y cómodo: doble servicio de lunes a sábado (de 13:15 a 16h y de 20 a 23h) y una atención próxima.. y el resultado es así de atractivo. Y si antes decíamos “chavales”, después de comer en Maleducat siempre sale un sincero “muy bien, señores”.
