Si algo destacaríamos de una cena en Gutai es la sensación de alegría (como un regusto dulce después de un bombón) que te acompaña cuando sales por la puerta. Y en esencia ésta es la piedra filosofal que todo restaurador busca: ser (bien) recordado y recomendado. Os contamos porqué…
¿QUÉ DEFINE A GUTAI?
Desde Rusia con amor, y bajo la batuta de la gastrónoma Anna Vitoshinskaya, ha aterrizado Gutai en su versión barcelonesa. Gutai es ya un gastropub con gran aceptación y afluencia en Moscú, y el grupo de restauración que está detrás, Semifreddo Group, cuenta con treinta locales en Rusia que funcionan a toda máquina. En Gutai Barcelona encontraremos una carta muy similar a la que disfrutaríamos en la capital rusa, creada por el chef Igor Su para reflejar sabores y texturas de Asia en un contexto informal y divertido, occidentalizado. Nada nuevo a priori: lo chulo de allí, con lo que nos gusta de aquí. El caso es que en Gutai funciona.
¿QUÉ COMER EN GUTAI?
Todo suma: esmero en la sala, un interiorismo cuidado, elegante pero sobrio (que firma Rosa Violán) y platos de gran diversidad. Un recorrido por Asia con diferentes paradas: desde su selección de sopas (miso, ramen o Tom yum con gambas), dumplings, sushi, sashimi, noodles y platos con base de arroz (salteado con huevo, con ternera, gambas, pollo o verduras y arroz kimchi con huevo) finalizando con postres como la panna cotta de té verde, la tarta de chocolate y praliné, el helado casero de té verde, wasabi o maracuyá o el mochi casero de leche condensada o jengibre.
Otro capítulo merecen sus cócteles y mocktails creados por el bartender del grupo, Ivan Sablin. Acompañarán tu comida y cena de forma magistral, con guiños a los sabores de Asia también en sus ingredientes y elaboraciones, pero son una opción perfecta para cualquier hora del día (y para ser el contrapunto líquido a una carta de tarde a base de entrantes, sopas y dumplings). Amantes del sake, ¡también hay a vuestra disposición un maridaje específico!
La esencia de un gastropub está en servir deliciosos tragos acompañados de comida que esté a la altura. ¿Cómo comprobamos que en Gutai se cumple a ciencia cierta? Disfrutando. Empezamos con unos aperitivos con base de zanahoria, chili coreano y col encurtida con cítricos. Llegó el mocktail verde (extracto de judía, saúco y cítricos) para acompañar las gambas wasabi con yuzu y un poco de cebolla crujiente: empanizadas con dulce de leche y wasabi, descansan encima de una oblea y se coronan con yuzu rayado. Una combinación elegantísima, que prepara nuestro paladar para disfrutar del calamar coreano echando mano de una copa de Corta y Raspa, un amontillado fresco. Con este vinazo seguimos probando el huevo benedict, cuya base de arroz prensado y frito rebaja el delicioso punto spicy del tartar de atún con salsa de mayonesa de sésamo que lo acompaña. Seguimos con la crujiente (y envolvente) berenjena frita con tomate thai y cilantro y el taco de ternera con tomate concassé, salsa de pimienta y cebollino que despierta nuestros paladares con un extra punch. La ensalada de espinacas con gamba picante (y huevo poché con aderezo de yogur y eneldo) nos prepara para otro de los fuerte de la carta de Gutai: el sushi y el sashimi.
Nos emocionamos con el sashimi de pez limón pero nos sorprendieron especialmente los rolls donde la proteína estaba en el cangrejo azul más conocido como snow crab, muy apreciado en Rusia: en From Russia with Love se presenta con salmón y aguacate, y el Vulcan con el punto picante de la sriracha. El líquido que puso el contrapunto a este festival de sabores fue el Emperador Sativa, con cilantro, mandarina, ginebra, amaretto y bitter de naranja. Los postres, por otro lado, son otra maravilla y aconsejamos encarecidamente que no dejéis de probar los rolls de chocolate o los magníficos mochis de leche condensada o de jengibre.
Alegría, comida deliciosa y muchas opciones para compartir. Esto y mucho más, por unos 35€ de ticket medio, os espera en Gutai, en c/Mallorca 196, con cocina con horario casi ininterrumpido desde las 13 hasta las 23h, de lunes a domingo.