Varietés: Palabra tomada del francés, que se usa con el sentido de espectáculo de variedades, en el que se alternan actuaciones musicales, humorísticas y de otra índole.
No es casualidad que nombre del restaurante del que os hablamos hoy, situado en pleno Paralelo, sugiera este género teatral basado en la pluralidad de espectáculos. Quizás la localización tenga algo que ver, pero el concepto va mucho más allá. ¿Quieres descubrirlo?
¿QUÉ DEFINE A BARIETÉS?
La historia de este restaurante empieza como un buen chiste: un italiano, un francés, una catalana y un belga decidieron unir sus fuerzas y virtudes para crear un proyecto con la gastronomía como protagonista, de ahí surgió Barietés. Basándose en el concepto teatral de varietés, el espectáculo donde se entremezclan distintas actuaciones, crearon una tortillería en nuestro Boadway personal, el Paralelo.
Pero seamos realistas, siempre nos ha llamado la atención el morbo del backstage, el mundo que vive entre bambalinas y todo lo que sucede detrás del escenario y ahora lo podemos disfrutar en este nuevo restaurante, decorado a imagen y semejanza de un auténtico backstage de un teatro clásico.
La experiencia empieza una vez cruzas la puerta: los carteles, las lámparas… Todo nos dirige hacia el exclusivo y glamuroso mundo de la dramaturgia, incluso la carta. En este caso, dividida al igual que el espectáculo de variedades, cada acto representa un método de elaboración del huevo.
¿QUÉ COMER EN BARIETÉS?
Ofrecen una propuesta de calidad, sencilla, asequible y con el objetivo de despuntar el producto principal: el huevo. Es una ecuación sencilla en la que, sin grandes pretensiones, buscan conectar al público con el escenario culinario.
Entre sus best sellers no podían faltar las tortillas, el concepto con el que empezaron, pero poco a poco han ido evolucionando hacia una carta con platos como los huevos revueltos o estrellados. En nuestro caso nos dimos un rodeo por todos los actos de la carta para descubrir su obra de principio a fin.
Empezamos con una quiche lorraine desnuda (sin pan), una pequeña y esponjosa reinterpretación de la tarta salada francesa. Después nos sorprendieron con “Las Vedettes – Clásicas y Omelettes” con una tortilla de bacalao con ajos confitados, uno de los platos estrella del restaurante que además de ser una delicia para las papilas gustativas lo es para la vista. Nos fuimos hacia los internacionales con los huevos Shakshuka del Oriente Medio (huevos escalfados en salsa de tomates, chiles y cebolla, comino, pimentón, pimienta de cayena y nuez moscada), potente y atrevido.
Uno de los platos que no podían faltar en nuestra degustación eran los huevos poché, en este caso, acompañados por una salsa holandesa (muy bien resuelta) y un tierno y delicioso pan brioche. Puedes escoger los ingredientes que se suman a este bocado como: foie poêlé, salmón ahumado y sus huevas o los benedict tradicionales, nuestra decisión, obviamente, se decantó por la primera opción.
Por último, para terminar con la parte salada nos aventuramos con el Scotch Egg, un plato que al contrario de la creencia popular no es de Escocia. Y por cierto, no es de extrañar que alardeen de él, puesto que el punto que huevo está absolutamente conseguido.
El dulce final de este espectáculo ya estaba llegando a su final y fue con una Omelette de manzana flambeada con calvados y helado de canela, el broche de oro para una experiencia entre bambalinas.
¡Bravo y aplausos por este restaurante que ha hecho del huevo toda función digna de Broadway!
Tras tanto espectáculo te quedan ganas de más diversión, no te pierdas nuestro post de las mejores terrazas para acabar la función.