Y es esa alma sostenible la que nos ha robado el corazón, sin obviar sus platillos, la sonrisa sempiterna de su personal y su decoración vintage que te transporta a otras épocas con todo el confort. Su bandera es ofrecer platillos veganos y vegetarianos pero sin ser exclusivos, dando la bienvenida al huevo como rey indiscutible de la proteína animal en el reino de los brunch.
Pero no imagines un lugar más donde gozar de un brunch: Faire es un proyecto preciosista que cuida todos los detalles. Pivotando entre platos clásicos del brunch y especialidades de otros países como el shakshuka o los huevos turcos, la experiencia en Faire es, como indica el nombre, justa. Con el medioambiente, donde la cocina y el servicio se ha organizado para la merma cero, el compostaje y el reciclaje, y en su voluntad de sumar en sostenibilidad, plantando un árbol por cada servicio realizado. Hasta la fecha, ¡se han plantado 25.000 árboles!
Su comedor, de inspiración vintage, es otro eje en esta voluntad de reutilizar, reusar y aprovechar, en este caso con mobiliario y decoración ya existente y busca una segunda vida, consiguiendo un resultado sorprendente, original y muy confortable. Y por último, el uso de ingredientes locales y orgánicos con trazabilidad. Lo que se come, suma y sienta de maravilla, sin obviar el sabor y la suculencia de sus platos. Se acompañan con bebidas caseras, café de especialidad o chai casero.
Iniciamos con algo simple pero que, por ser un clásico, cuando está bien hecho sabe a pura gloria: una tostada de aguacate y remolacha. Se presentan dos rebanadas de pan orgánico de grano integral, untadas generosamente con una base vegetal cremosa, con aguacate troceado y hummus de remolacha y finalizado con verduras de temporada crujientes.
Seguimos con el shakshuka, una de nuestra debilidades, que siempre pedimos allá donde localizamos una: dos huevos orgánicos en salsa de tomate, queso feta turco y perejil. Volvemos a salivar con solo recordar ese sabor intenso del tomate fundiéndose con el de la yema. Mojamos plan, no lo dudes. Lo acompañamos de los boniatos trufados, un hit de la casa: boniato hecho al horno y cortado en gajos, con mayonesa trufada y queso parmesano.
Y continuamos con un plato que no habíamos probado antes: los huevos turcos. Huevos escalfados (a la perfección) sobre un delicioso yogur con ajo, acabados con aceite de oliva picante, escamas de pimiento rojo y dukkah de almendras casero. Ojo, comeríamos 4 de éstos, seguidos.
El final feliz lo ponen los pancakes y la galleta más buena del universo. Vayamos a lo primero: 3 esponjosos pancakes de arándanos ecológicos con fruta fresca, frutos secos, sirope de arce y glaseado de queso crema. Pero, siendo estos pancakes muy buenos, la galleta se lleva la palma: de avena, relleno de chocolate orgánico cremoso con un puntito de sal. Adictivo.
En pleno Eixample y en una calle peatonal, este agradable spot que abre todos los días de 9 a 16h (sábado y domingo alarga hasta las 17h) pronto tendrá sorpresas nocturnas que desvelar. No podemos avanzar detalles, pero esta aventura crece y el brunch será solo una de las patas de esta mesa sólida.