¿QUÉ DEFINE A DOS BESOS?
El local muestra una decoración innovadora que apela al gusto visual, y es tan solo un pequeño preámbulo a la experiencia que les espera a los comensales. Se estructura en dos plantas, las cuales cuentan con una carta diferente y por consiguiente, una ambientación y experiencia distintas. En la planta a pie de calle nos encontramos con una variada carta de pizzas, elaboradas al momento con masa artesanal que nos permitirán hacer una pequeña, breve y exquisita paradita si queremos comer bien pero vamos con algo de prisa. Platos como podrían ser desde la clásica pizza Margherita hasta la pizza di Campagna, hecha con huevos de codorniz, pato confitado, foie fresco, crema trufada, y sobre todo, con mucho cariño y amor.
Subiendo las escaleras, el Dos Besos sigue desplegando todo su encanto con una fascinante primera planta. Aquí es donde algunas noches (con horario a concretar) hay espectáculos en vivo de los que el comensal puede gozar mientras lee su carta y decide con qué disfrutará, además de una barra desde donde salen deliciosos cócteles.
Nada más adentrarnos en este espacio, nos invade un olor muy suave a carbón vegetal que es un claro preludio y homenaje a la carta que propone la cocina encabezada por Pere Nacarino, el chef que lidera este proyecto. Se formó en la Hoffmann y desde entonces ha trabajado en numerosos fogones, entre ellos los de Grupo Andilana. Al sentarse en su mesa, el comensal verá por la ventana la vida de Barcelona pasar, transmitiendo una agradable sensación de privilegio. Un guiño a la antítesis que reside entre el caos que se encuentra en las calles y la tranquilidad, gusto y pasión que encontramos en las mesas de Dos Besos.
En cada uno de los rincones se atisba la honestidad y sensatez de los platos que conforman la propuesta del Dos Besos. El proyecto se avala de una materia prima de proximidad que ya es visible en los antipastos con una serie de carpaccios, bruschettas, tartares, burrata y stracciatella cómo por ejemplo la burrata trufada di Puglia. Los principales se componen de una gran diversidad en propuestas de pasta, risotto o distintos platos de carne o pescado a la brasa. Estos últimos, como no, del día y proximidad, y en el caso del pescado, de lonja, claro. ¡Mucho para escoger y disfrutar!
¿QUÉ COMER EN DOS BESOS?
Para empezar al buen estilo Italiano, nunca puede faltar un aperitivo como puede ser esta maravillosa focaccia, grissini y olivas con aire cítrico que nos acompañará para el resto de la comida. Y empezamos el festín con el que, sin duda, es el antipasto por excelencia: el carpaccio de solomillo de ternera, acompañado con higos y láminas de foie. Una primera impresión que evidencia la importancia de la materia prima de calidad y el cariño y esfuerzo que el equipo de cocina imprimirá a todo lo que llegue a nuestra mesa. A continuación no podía faltar la berenjena a la siciliana con sofrito de tomate casero (de escándalo), praliné de frutos secos, y una capa superior de queso de cabra. Una combinación adictiva que muy probablemente nos haga regresar pronto.
Para aderezar el paladar tras la explosión de sabores del anterior plato, dudamos (con todas nuestras fuerzas) que exista algo mejor que la Burrata trufada di Puglia: base de calabaza asada y pipas tostadas, la burrata como elemento central y, como tiene que ser, coronada por una generosa ración de trufa rallada al momento. Llega el risotto de cigalas y erizo de mar, un plato que destaca por su potente sabor a mar, pues este rissotto no se liga con mantequilla, sino con el propio erizo. En lo más alto, un carpaccio de cigalas (exquisito) que se deshace en la boca, gracias a que el calor residual del risotto lo ha atemperado.
No nos podíamos permitir irnos de Dos Besos sin degustar un maravilloso lomo de lubina salvaje a la brasa. Limpiado, desespinado y servido en la mesa con suma elegancia, presenta una acertada condimentación y una cocción perfecta. Con el primer bocado se hace patente lo que venían sugiriendo los anteriores platos: calidad, calidad y calidad. Y sí, esto solo es posible cuando la pieza de pescado es tan gustosa y está tan bien cocinada que no requiere de guarnición para que se disfrute como un bocado supremo. Con los postres atacamos la recta final de esta comida: con el cannoli de ricotta y pistachos y el Tiramisú casero con amaretto. Fantásticamente elaborados, nos quedamos fascinados por lo bueno que estaba el helado de pistacho del cannoli y por la impecable base del tiramisú, con todo el sabor del café empapado en los savoiardi y la cremosidad del mascarpone.
El ticket medio se encuentra alrededor de los 35/45 € pax. Ven a disfrutar de la experiencia en Rambla de Catalunya 15, todos los días en horario ininterrumpido de 12:00h a 1:00h. Recomendamos que vengas con tiempo y con el paladar deseoso para disfrutar, porque esto sucederá… y mucho más.