Ventura ha sido y es una voz discordante: desde democratizar la alta cocina, a precios asequibles que pagan el despliegue de técnica y elegancia de sus platos a huir, por esa misma razón, del camino de baldosas amarillas de las guías y sus premios. Cuida y escoge bien los proyectos en los que pone nombre, recetario y equipo. Y en esta ocasión, el Hotel Starc de Andorra La Vella puede estar orgulloso de contar con esa tríada del sabor en sus bajos. Hoy nos acercamos a ver cuánto hay de Coure en esta sala y esta cocina y nos alegra comprobar que, de hecho, hay bastante. El paladar se prepara para disfrutar.
El gazpacho de cereza y cangrejo real, una de las novedades de la carta de verano, es una auténtica delicia que aúna la sutileza de todos los sabores. Más potente, y por ello también nos gusta, es la tortilla de bacalao à la minute con pil pil. Su punto de cocción, perfecto y el sabor del bacalao, potenciado por su pil pil.
Sigue el filete Wellington, una maravilla clásica en la que la ternera se cuece en el hojaldre que lo envuelve y cobija y es una de nuestras debilidades. Éste, en particular, es de factura impecable, con su capa interior de portobellos, espinacas y foie. Y ya que nos ponemos clásicos, seguimos con más platos en los que Ventura y su equipo han hecho gozar en su Cuore barcelonés, disfrutando de joyas de la cocina lenta y técnica como el rabo de buey relleno de butifarra del perol, puré de patata y aceite de oliva virgen.
Focos al escenario: el pichón de Bresse con paté de su hígado y gnocchi de patata con trufa está tremendo. Y no hay otra palabra para definir el equilibrio de todo lo que cuenta en un plato: sabor, textura, cocción, presentación. Con el ánimo en alto llega el flan de almendra al vapor con merengue de romero, para bajar la intensidad y proporcionar un final suave, elegante y muy placentero en esta terrina donde todo luce por capas.
La carta de vinos, sin ser extremadamente extensa, cubre muchas zonas vitivinícolas nacionales e internacionales. El equipo de sala nos descubrieron dos vinos de la bodega Pascona, en Falset: el Roc de Pascona 2020, un blanco fresco y con buena acidez y el Clàssic Pascona 2020, elaborado con viñas viejas de las variedades garnacha y cariñena, con crianza de 9 meses en barrica de roble.
Buena cocina, oficio, detalles, un equipo de sala joven y motivado y un emplazamiento único, en el corazón de Andorra la Vella: ¿Qué más se puede pedir? Redondea la experiencia el ticket medio, que ronda los 50€ por cabeza y una terraza exterior que, en cuanto cae la tarde, se torna de las más codiciadas de la ciudad. ¡Buen provecho!