Llevaba una semana esperando el momento de llegar al pequeño bistro cerca de la Sagrada Familia y catar los manjares franceses que selecciona Pascal en sus viajes semanales a Francia. Al entrar me encontré con una pequeña barra repleta de vinos en los que Pascal y sus 2 ayudantes trabajaban sin descanso para sacar las tablas de queso y embutidos y sus famosos “gratin”. Pascal iba de mesa en mesa recomendando vinos según los gustos de los comensales y no pestañeaba al abrir otra botella si los clientes no habían encontrado el vino perfecto para acompañar sus delicatessens. La regla de Copitas es sencilla: pruebas el vino y si no te gusta se abre otra botella.
El local consta de una pequeña terraza, 2 mesas altas al lado de la barra y un pequeño salón al fondo del local con 2 o 3 mesitas. También, pero eso ya es un secretillo, tiene una pequeña mesa en el altillo para disfrutar en petit comité.
Pascal nos contaba que ya hace 3 años y medio que abrió Copitas y que, a pesar del confinamiento, la cosa le está yendo bastante bien. No me extraña teniendo en cuenta la calidad del producto que nos trae del sur de Francia y de la Cerdeña. Nuestro maestro hedonista nos trae productos de pequeñas granjas locales tales como: quesos de leche cruda, embutidos, rillettes de pato o oca, foie gras, mollejas de pato, magret e incluso choucroutte en otoño.
En nuestra visita nos deleitamos con una tabla mixta de quesos: Époisse, Fourme D’Ambert, Munster d’Alsace, Bonde de Sologne y Serra del Tormo D.O Tarragona; y embutidos: saucisson de jabalí, chorizo de Cerdaña, magret de pato y saucisse ahumada.
También pedimos uno de sus gratins, esta vez de patatas con queso Timanoix de Bretaña curado con licor de nuez. Todo acompañado de una ensalada verde con pepinillo francés y un buen pan de Le Pain d’Eric & Benjamin.
Bueno, y obviamente que no falte el buen vino: Domaine Pey Blanc “Instant”, Domaine de Long-Pech “L’envol des hirondelles”, Domaine Laffitte Sauvignon – Gros Manseng “Les Frères Laffitte”.
Y, por si fuera poco, conseguimos dejar hueco para una tartaleta casera de sablé de frambuesas con crema pastelera y un Rhum arrangé (también casero por supuesto) con jengibre y mango.
Las tablas son personalizadas para cada comensal dependiendo de los gustos de cada uno, no habrá una igual. Y, comentarte también, que el primer fin de semana de cada mes Pascal trae ostras de Francia para que nos podamos pegar un festín a 13€ la docena. Eso sí, pide mesa con tiempo que ya se está corriendo la voz.
Hay para todos los gustos, más de 100 vinos en carta, además de los vinos de guarda para los más exquisitos; y 30 quesos diferentes en constante rotación. Déjate aconsejar por Pascal, él es la carta y el alma del local.
Y cerramos con unos tips que nos dio el maestro: ¡no te pases con el pan! que por muy bueno que esté solo deberías comerlo para cambiar la textura en boca, aquí el protagonista es el queso. Tampoco hace falta seguir un orden en la cata sino limpiar la boca de los sabores entre queso y queso ¿y cómo se hace eso? dando un buen sorbo de vino e intentando que recorra todos los rincones de tu boca, como no. Ahora sí, ¡a disfrrrutarrr!