Adoradores del café, el Cold Brew llegó para quedarse: esta agua infusionada en café molido a temperatura ambiente durante 24 horas es oficialmente la bebida del verano para los de cafeína en vena. Este proceso de extracción es 100% natural, sin aditivos, colorantes ni conservantes, y en esencia, sencillo: al infusionar a temperatura ambiente, la bebida de café resultante es ligera, pero con mucho cuerpo y un leve tono ahumado. Para nada amargo, las notas dulces cobran especial protagonismo y contiene algo más de cafeína que los espresso.
Releguemos al olvido los cubitos de hielo, que aguan y estropean el café, porque ya no son necesarios. El cold brew se sirve frío, frío, y no son pocos los que le añaden sus gotas de leche de vaca o de avena. El resultando a nivel plástico es brutal: pequeñas mareas de líquido que se mezclan lentamente. Si mantienes tu cold brew en nevera, te durará de dos a tres semanas en perfectas condiciones y sin perder sabor ni propiedades.
Si nos sentimos orgullosos del arraigo del vermut en nuestra cultura, también podemos fardar de haber creado una versión propia del cold brew muy sui generis: ¿conocéis el soldat? Un clásico de los pueblos de la Ribera del Ebro, que se prepara desde hace decenios con café, hielo y gaseosa. ¿El resultado? una bebida con espuma que daba mucho rollo a grandes y pequeños. Pídelo si estás por allá de visita, ¡sorprendente!
Hoy por hoy, nuestro favo es, cómo no, el Cold Brew de Nomad. El que elabora con sus cafés propios de temporada. Ya el año pasado agitó nuestros corazoncitos cafeinómanos con esta propuesta que tanto lo ha petado en Inglaterra y Estados Unidos. Este año, regresa con más fuerza que nunca. Probado, amado y aplaudido. Encuéntralo en su local de Passatge Sert o en su tostaduría, recién inaugurada, en pleno Poble Nou.
Una segunda propuesta, en este caso monotemática, es Fred, el cold brew powered by cafés El Magnífico que han creado los gemelos Boleas (alias Boleas Bros) y que como buen producto made in Barcelona, producen ellos de forma artesanal con alta dosis de humor y cariño.
Imaginaros la de posibilidades del cold brew, todas ellas más allá de tomarlo solo o con leche: para cocktails, para cocinar, para repostería… ¿On fire? Nosotros también, no sabemos si por la cafeína o qué. Probadlo y contadnos.