Ha llegado al Eixample una heartbreaker, se llama Anita Flow y promete muchas comidas, cenas, afterworks y copeteo excelente, en cualquier día de la semana. Un restaurante dinámico, con una carta sabrosa e inclusiva que además, tiene una ajustadísima relación calidad-precio. Una joya que no podéis tardar en conocer.
¿QUÉ DEFINE A ANITA FLOW?
Sí, hemos caído en la tentación de imaginar la personalidad de esta Anita: sin edad, irradiando personalidad, seguridad, amor y pasión por lo que hace. Al menos estas cualidades se reflejan cuando te sientas en cualquiera de los tres espacios diferenciados que, según el momento de la visita o el mood de los comensales, permite vivir distintas experiencias en un mismo lugar: el comedor es el más diurno, con mesas alargadas, cómodas sillas y la luz que entra a raudales por los grandes ventanales, asemejándose a los confortables salones de las casas vividas. Por contra, el espacio más interior, que sería el nocturno, recibe el nombre de el callejón, con una iluminación irradiada por neones, y una decoración más garage e industrial, mostrando dinamismo y un matiz más rocanrolero. ¿El punto medio? El equilibrio, donde dicen, tiene su origen la felicidad. Por ello, en el patio de Anita, con apertura a calle y al interior del local, el latido de la ciudad se funde con la tranquilidad de un hogar. Asemejándose a un patio también en la decoración, sus mesas redondas invitan a una sobremesa o a una charla más pausada, oyendo como el exterior no detiene su ritmo, sin interferir en el nuestro.
¿QUÉ COMER EN ANITA FLOW?
Pero la redondez del concepto está, sin lugar a dudas en una carta que permite satisfacer a diversas tipologías de clientes: veganos, vegetarianos, celíacos, intolerantes, carnívoros, curiosos…. Aquí se nota que se concibe la gastronomía como una actividad inclusiva, aquella que lleva a sentar alrededor de una mesa a personas que quizás no comparten gustos o preferencias a la hora de comer, pero sí tienen historias comunes, que empiezan o se desarrollan. El disfrute se percibe en el ambiente, ruidoso, dinámico, alegre, tiene una atmósfera que te envuelve irremediablemente.
¿Qué nos enamoró? Todos los platos que probamos: empezamos a calentar motores con una papas arrugadas con salsa de huancaína y chipotle perfectas, equilibradas, sabrosas y en una cocción excelente. Llegó después el Mezze platter, un plato presente en el este del Mediterráneo y de oriente medio que consiste en una variada selección de aperitivos, en esta ocasión de hummus de garbanzo y de remolacha con salsas y picadas de frutos secos que hacían contraste con armonía. Seguimos con dos platos que también nos entusiasmaron: unos delicados tallarines de calabacín, hinojo, champiñones, parmesano y aliño de jengibre y miel y una sorprendente ensalada de aguacate, hummus de remolacha, cochinita pibil y piña asada. Pero el rock’n’roll estaba por llegar: su genuino pollo a l’ast con sus verduras de raíz tiene una presentación impactante pero pasados unos segundos el olor de rustido que desprende invita a devorar con las manos, pieza a pieza, su jugosa carne. Y qué decir del fish and chips con guisantes, menta, lima y salsa tártara al estragón… en este punto Anita se nos había colado en el corazón para quedarse.
Otro rasgo que define a Anita Flow es el servicio, cuidado al extremo y capitaneado por Nati Lapelosa. Ningún detalle es desatendido, y la atención es cercana y elegante, además de rápida y eficiente. La actitud cuenta, y en Anita Flow es una máxima que se intuye con tan sólo traspasar la puerta. La que seguro ha sumado es la del inefable chef Jordi Samper, que junto a la propiedad ha creado esta wish list de platos suculentos hechos realidad en forma de carta: desde tapas clásicas a tapas más informales pasando por platos que son un auténtico twist al paladar y una amplia propuesta donde el surf&turf (nuestro mar i muntanya) brilla con más de 10 platos. Pero donde más inclusiva es su propuesta gastronómica es en sus opciones vegetarianas que en el fondo es una forma divertida de presentar platos atractivos y sabrosos capaces de seducir a carnívoro más pintado.
Las bebidas están pensadas con coherencia con la propuesta gastronómicas: desde refrescos orgánicos, fermentados de kombucha, zumos naturales y cold-pressed a cervezas de barril bien tiradas y 9 cervezas artesanales, la mayoría de elaboración de proximidad. La propuesta de vinos incluye una selección de 17 referencias: 7 blancos, 7 tintos y 2 rosados, de bodegas catalanas (D.O. Priorat, D.O. Montsant, D.O. Terra Alta, D.O. Costers del Segre i D.O. Empordà), españolas (D.O. Rueda, D.O. Ribeiro, D.O.C Bierzo, D.O.C Rioja y D.O. Ribera del Duero) y francesa, de la D.O. Côtes de Provence. Las bebidas alcohólicas que complementan la oferta son destilados premium para tomar en chupito, en copa o en combinado con refresco
En definitiva, Anita Flow es la anfitriona perfecta y la casa de todos los disfrutones del mundo. Con un ticket medio de entre 15 y 20€, Anita Flow abre sus puertas desde las 10 de la mañana hasta medianoche, excepto los viernes y sábados, que Anita se desmelena y atiende hasta las 2 de la madrugada. Los domingos, de 10h a 19h. Ah, y los sábados, domingos y festivos el brunch hace acto de presencia con un compendio de suculentos platillos que forman ya parte de la tradición adoptada en Barcelona del desayuno tardío: tostadas, huevos de corral (con opciones personalizables, añadiendo ingredientes), pancakes dulces y salados, picoteo más castizo y algún toque verde en formato de ensalada. ¿Listos para gozar como nunca?
