Este restaurante, con escaso mes abierto, ocupa un preciosa casa modernista con tres plantas y tiene un pequeño jardín en el cual disfrutar de una cocina que navega entre la tradición y la revisión.
¿QUÉ DEFINE A ALAMBÍ?
La cocina de Alambí es, efectivamente, bicéfala. No es un versus pero sí un dúo que en poco tiempo se ha compenetrado, buscando ofrecer un equilibrio entre las dos visiones que lideran Gerard Martí y Albert Cladellas. Martí, tercera generación en la restauración que algunos conoceréis del Casanovas, salta a Alambí para ofrecer platos que revisan ingredientes y recetario. Cladellas, por su parte, tiene más recorrido a sus espaldas, uno que empieza en Fermí Puig y hace penúltima parada en La Calèndula, con etapa australiana intermedia, encarnando el enfoque más tradicional. También con roles definidos, Martí está en cuarto frío y Cladellas en caliente.
El Alambí ha abierto puertas en una preciosa casa modernista del centro de La Garriga, que alberga este proyecto, el más ambicioso de Grupo Castell, con renombre y fama en Vallès Oriental. De interiorismo sobrio para que los vitrales, artesonados y suelo hidráulico de origen luzcan con sus más de cien años de existencia. Han mantenido buena parte de las divisiones de una casa, de manera que podréis disponer de salones privados o disfrutar de la mesa del chef, un espacio que conecta la bodega con la cocina. El servicio, sobrio también: comedido y atento.
¿QUÉ COMER EN ALAMBÍ?
Su carta se presenta bajo la definición de cocina mediterránea que busca en sus raíces pero si me permiten la precisión, este descriptivo queda corto. La realidad de este Alambí que inicia sus pasos es el de un restaurante que bajo la premisa del producto de calidad (ostras Gillardeau, caviar Nacarii, anchoa del Cantábrico 00, embutido Riera Ordeix, Joselito, atún Balfegó o rubia gallega) construye propuestas para que el comensal lo disfrute según su grado de confort. Quien guste de la cocina tradicional, encontrará el producto bien trabajado con una receta reconocible, como puede ser un suquet de peix y quien prefiera el juego, la estética del emplatado y la transgresión medida, gozará de los dumplings de conejo con gambas. El primero lo encontraréis en el apartado de chup-chup y el segundo bajo el denominativo de Platillos de autor.
Como nuestro confort está en dejarnos llevar, Martí decide por nosotros, y nos disponemos a conocer las estrellas rutilantes de esta nueva andadura: empezamos con un aperitivo que nos fascina, las almendras marconas tostadas con miel y pimienta. La fascinación proviene de lo magistral de este dulce con picante que abre el paladar para lo que sigue: el Bonsái de olivas rellenas de queso Tou dels Cadells y anchoa, en una presentación que ya conocemos del Celler de Can Roca. Suave con preeminencia del queso pero con dulzor controlado por la manteca de cacao del recubrimiento. Seguimos con el tartar de toro rusa, una revisión de la ensaladilla rusa muy conseguida (aunque quizás de ración demasiado generosa). El atún en conserva que siempre alegra la verdura picada con su mayonesa es en este plato una señora ventresca toro, con todos los ingredientes amalgamados presentando una textura cremosa, casi de untable. Consejo: alternar con bocados de piparra para desengrasar y mordisquear las tostadas para disfrutar de algo de contraste.
A continuación nos pAlambí BCN Foodie Guide 09.jpgresentan sus croquetas de jamón, con farsa de bechamel en la que ha infusionado el hueso de jamón Joselito y coronadas por una finísima capa de panceta ibérica ahumada y caviar Nacarii. Buen crujiente, interior super meloso. Para nosotros, este plato que probamos es un interesantísimo ejercicio, y lo firma Martí: el dumpling de conejo con gambas. Viva este mar i muntanya que aúna producto en una fina masa de dumpling y piensa tanto en el sabor como en la presentación. Encima de cada dumpling, el interior de la cabeza de la gamba roja en crudo y el jugo de esa cabeza cocida se exprime directamente encima de estos dumplings cuando sirven el plato en la mesa. No os esperéis un bocado potente, el push está en la reducción de cerveza negra y su toque amargo. Un muy buen plato. El último pase salado es un suquet de peix, concretamente de corvina. Chup chup a gogó. De postre, un pastel de queso camembert con helado de higos a medio camino entre el cheesecake a la basca y una torta del Casar que cierra el paladar.
La carta de vinos busca acotar la propuesta con pocas referencias de calidad. Entre esas 37 referencias encontraréis espumoso francés y vinos tintos y blancos de origen nacional e internacional (Sicilia, Australia y Francia), sin olvidarse de dos buenas referencias de rosado y otras dos de cava rosado. Quien prefiera ir a copas debe saber que encontrará una única opción de cada categoría.
En definitiva, Alambí se sitúa en el high end local y hay mucha ilusión, que se percibe tanto en sala como en cocina. Queda camino por recorrer y matices por afinar y aunque acudir a un restaurante en sus inicios siempre muestra esas pequeñas debilidades compensa por la energía vibrante que desprende. Las sugerencias seguro que depararán buenas sorpresas. Y el precio medio, correcto: entre los 50 y los 60€.
Alambí os espera en c/ dels Banys 100, en La Garriga, en su horario de 13 a 16h de martes a domingo (lunes cerrado). Os aconsejamos reservar, está cogiendo mucha fama y nos es fácil encontrar mesa, sobretodo si os apeteciera disfrutar de la comida en el jardín.
