Que Calella de Palafrugell es uno de esos pueblos de ensueño, ya lo sabe todo el mundo. Quizá demasiada gente. Es uno de los destinos más pintorescos y favoritos de la Costa Brava y no solo por sus casas blancas de porticones azules y sus hermosas playitas, sino por el buen comer que allí se practica.
¿QUÉ DEFINE A TRAGAMAR?
Y si hablamos de gastronomía en Calella, hablamos de Tragamar. Abierto en 1994 en la playa del Canadell, está a medio camino entre un elegante pero relajado restaurante marinero y un excelente chiringuito de playa. En su interior, mesas de madera clara, sillas cómodas, sofás, una decoración cuidada pero sutil y mucha luz natural debido a las grandes ventanas frontales. Fuera, una terraza que ocupa un lugar privilegiado, pues no está encima de la arena pero a no más de dos metros de ella. Esto lo convierte en el lugar idóneo donde vivir la playa, hacer el vermú, degustar lo mejor del mar o simplemente tomar una copa al atardecer. Por ello es fácil ver hombres vistiendo chanclas y bañador a mediodía y chicas enfundadas en vestidos de escándalo y tacones cuando el sol ya ha caído.
¿QUÉ COMER EN TRAGAMAR?
Pero hablemos de comida. Aquí se propone una carta de marcada influencia marinera que solo cambia según la disponibilidad de las lonjas de Palamós, L’Escala y Roses. De sus entrantes, hay uno que ha ganado considerable fama y pone en manifiesto la riqueza de lo simple. Se trata de las Patatas Buthan, que no es nada más que patatas cortadas a láminas, fritas y servidas con una mezcla de quesos derretidos, pimiento rojo picado y algo de guindilla. Otros magníficos son los Calamares a la andaluza, las Cigalitas abiertas, las Anémonas rebozadas con algas, los Mejillones al vapor con agua de sidra o las Porras de bacalao.
Si pasamos a los segundos, la cosa se pone muy muy seria y debemos elegir entre los arroces, los pescados y las carnes. De estas últimas se nos presentan cinco opciones y cuatro de ellas son ternera. Evidentemente, la apreciada ternera de Girona que incluso la podemos degustar en formato Entrecot. Los pescados piden especial atención y nos llaman la Caldereta de bogavante, el Bullit de pescado con azafrán y la Raya de playa con mantequilla negra. También disponen en esta ocasión de Merluza con beurre blanc y huevas de salmón, calamares y bacalao. El atún lo trabajan tanto en Carpaccio como en Tataki con tomate, mozzarella y guacamole. Para conocer la oferta de Pescado salvaje, debemos consultar la pizarra, que a veces nos sorprende con novedades fuera de carta.
Si por cualquier cosa te apetece pasta, pide Tagliatelle con gambas y guindilla o alle vongole.
Los arroces bien merecen su propio párrafo. Cinco platos escritos en la carta, de los cuales tres son caldosos: el de pescado y marisco, el de buey de mar y el de bogavante. Uno seco de calamares y alcachofas frescas y uno montañés, quizá para personas que les gusta el mar i muntanya, pero en sentido literal: comer un arroz de interior escuchando el sonido de las olas.
La carta de vinos te lo pone mucho más fácil, pues es corta pero con las referencias suficientes para que acabes seleccionando un par de nombres que comentar con el personal y decidir juntos. Y hablando del servicio, cabe destacar que trabajan duro para atender la afluencia de gente deseosa de vivir su sueño veraniego, pero siempre con una sonrisa del tamaño de una cola de langosta.
Y para rematar esta dulce experiencia, algo de postre. Hay varios pero nosotros recomendamos el Lemon Pie y no por aquello de que el limón ayuda a bajar la comida.
Indicar que cuentan con un menú vegetariano y que sus hortalizas son de Km0.
Es difícil hablar recomendar el Tragamar y pretender que Calella no esté tan abarrotada, sobretodo en agosto, pero un tesoro como este no podemos guardarlo solo para nosotros.
AHORA QUE CONOCES UN RESTAURANTE MÁS DE CALLELA…
Te recomendamos –> La Santa Market, gastronomía, moda y ocio en la Costa Brava