En el imaginario colectivo, todos tenemos en mente la imagen de un dandy: Un hombre elegante, educado, sofisticado y encantador. Ese tipo de persona con la que compartirías una entretenida charla sobre arte o que presentarías con orgullo a tu familia.
Después de nuestra experiencia en este restaurante del Eixample de Barcelona, podemos afirmar que el restaurante Pepito reúne todas las cualidades necesarias para encarnar a este personaje a la perfección.
¿QUÉ DEFINE ESTE RESTAURANTE DEL EIXAMPLE?
Haciendo honor a una de las grandes frases de nuestra infancia, decidimos pasarnos por la casa de don Pepito, y aunque no vimos a su abuela, sin duda nos sentimos muy acogidos.
Se trata de un espacio romántico, con un aire doméstico pero muy elegante y una iluminación tenue que crea un ambiente idóneo para la conversación. Los acolchados del techo, los espejos con efecto oxido y el estampado de cuadros tartán aportan el toque acogedor propio de una refinada coctelería británica sin perder el moderno estilo barcelonés.
¿QUÉ COMER EN PEPITO?
En cuanto a la carta de este restaurante barcelonés, el nombre hace honor al producto. Todos conocemos el “Pepito” como el clásico bocadillo de ternera, pero en este caso ellos lo ofrecen en 3 variedades (siempre con solomillo de vaca vieja) o su versión de mar con calamares y pan en su tinta. En este caso, decidimos explorar más allá de su especialidad, para conocer un poco mejor su oferta y los ingredientes que la componen.
Empecemos por el principio: el huevo. Como entrante, nos presentaron su coulant de tortilla, un pequeño pastel de patata, cebolla y huevo justo al punto que debe estar, poco hecho. A continuación, probamos los tortelli caseros rellenos de rabo de toro, una pequeña elaboración con un gran sabor reforzado por el aroma del aceite de trufa.
Después de estos intensos bocados, refrescamos el paladar con el tartar de atún rojo, una excelente opción para aquellos que quieran descubrir nuevos sabores gracias al toque fresco que aporta la fresa en el conjunto. También tuvimos el placer de degustar un fuera de carta, las vieiras a la plancha, de textura carnosa y bien equilibradas con la salsa base. Por último, remarcar la delicada presentación de su tataki de ciervo, que nos robó el corazón gracias a la salsa de arándanos y un demiglace de Jeréz.
La fiel clientela de este local conoce de sobra el famoso postre de espuma de crema catalana con fresas y una fina decoración de hilos de caramelo, que al romperse acaba de completar ese exquisito final.
Para acompañar estos fantásticos bocados se escogió un tinto de Ribera de Duero, un caldo sobrio y con cuerpo que pudiese soportar el constante cambio de sabores y texturas. No se trata de uno de esos vinos que has visto ya en toda mesa y nos sorprendió por su redondez en boca.
Con el postre, nos decantamos por un vino más goloso y sin duda el Jérez Ximénez-Spínola era la mejor opción. Se trata de un producto premium elaborado de forma limitada pues solo han salido al mercado diez mil botellas. De sabor equilibrado y perfil elegante, no se dejó eclipsar por la comida.
Para rematar esta experiencia, debemos destacar el papel de Ricardo, el maitre. Nos acompañó durante toda la experiencia, desde el momento que entramos por la puerta hasta el final, pasando por la excelente elección de cada uno de los platos.
¿EL RESTAURANTE PEPITO ES EL PLAN PERFECTO?
Tras esta breve introducción al universo gastronómico de Pepito, no nos cabe la menor duda que estaréis encantados de conocerle.