Ali Ocakbaşı,el restaurante turco más exótico
Con restaurantes en Amsterdam y Estambul, el empresario turco Aktung Birici se adentra en el panorama gastronómico de Barcelona con unos cuantos puntos a favor: la ubicación, en Enric Granados; la poca representación de la gastronomía turca en Barcelona, con escasos restaurantes especializados que vayan más allá del kebab y, precisamente, lo eclipsados que nos tiene el kebab. Hay buenos exponentes de esta maravilla que inventaron hace siglos unos chefs turcos, pero a quienes tenemos que agradecer el kebab tal cual lo entendemos y disfrutamos hoy en día es a los inmigrantes turcos que se fueron a Alemania en los años 70. En Barcelona, el adalid de este sándwich que envuelve como un hatillo a carnes asadas con verduras y salsa es sin duda Salem Khabbaz, el risueño propietario y chef del célebre El Cuiner de Damasc.
Con un interiorismo que nada entre lo exótico y lo sofisticado, con mesas con mantel y acolchados bancos, este restaurante ofrece un viaje en toda regla al descubrimiento y al reconocimiento: conforme vayas probando, tendrás la sensación que aunque los sabores son nuevos, no nos son del todo extraños. Al final, Turquía, como puente entre Oriente y Occidente, ha asumido en sus costumbres trazos de unos y otros. Así, la proteína animal (excepto el cerdo) se transforma al fuego y se acompaña de especias combinadas con hierbas aromáticas, verduras y salsas refrescantes.
Este punto intermedio se ve con toda claridad en la selección de mezzes que se ofrecen al comensal. La comida entra por los ojos, así que es una maravilla ver, dispuestos alrededor de una amplia bandeja, las 13 opciones de mezze disponibles mientras el personal de sala explica los ingredientes de cada uno. Una belleza cromática que nada tiene que envidiar a sus sabores. Particularmente destacables, en nuestra opinión (y en base al descubrimiento) son dos de ellos: Ali Tarator (salsa de ajo fermentado con yogur, cebolla caramelizada y zanahoria) y Girit Efesi (quesos, pesto, piñones tostados y granada). Los mezze, de hecho, son una categoría imprescindible para iniciar un buen festín de cocina turca: son una selección de aperitivos o platos pequeños que se sirven antes de la comida principal y que todos los comensales comparten, mezclando aquellos que son calientes con los que son fríos. Para adentrarse en otros entrantes calientes que no sean los mezze, vale la pena probar tanto las Kaburga (costillas de cordero sazonadas con chile rojo en polvo) como la Icli kofte (bolas de bulgur rellenas de una mezcla de picada de carne de cordero y de ternera con picada de nueces), que podríamos incluso poner al nivel de la bomba de La Barceloneta.
En Ali Ocakbaşı, el fuego es marca de la casa y epicentro de todas las elaboraciones, tal como sucede en las casas y restaurantes turcos. Es más, el nombre del restaurante se podría traducir como la “buena hoguera de Ali (nombre propio)”. Las brasas, reciben a la carne de ternera y cordera y la transforman en sus matices más sabrosos y caramelizados. Ali Fistikli, por ejemplo, te descubrirá que el kebab no es el bocadillo antes mencionado sino la carne picada bien fina y aderezada con especias y pistacho que contiene el bocadillo. Se presenta con forma alargada de pincho con pimientos a la brasa. El Kusleme, un filete de cordero marinado, es otro ejemplo de cuán cercana nos puede resultar su cultura.
La tradición no viene reñida con la evolución, y en Ali Ocakbaşı se muestra con platos como el Gevrek, carne de cordero picada envuelta en pan lavash sobre crema de berenjenas asadas con salsa de yogur, ajo y tomate. Es uno de los platos signature de la casa y se evidencia una sensibilidad especial para ofrecer emplatadas más sofisticadas. Más guiños a la evolución en un plato tradicional, el Katmer (hojaldre crujiente casero con relleno de pistacho, como una baklava plana) que se le da un giro actual al servirse con helado.
Especial atención te debe merecer el universo líquido de este restaurante. Empezando por el raki, una bebida nacional que acompaña todos los bocados y tiene su propia liturgia de servicio: al ser anisada, se prepara con mucho hielo, acondicionando el vaso con anterioridad con cubitos que lo enfrían. En el restaurante encontrarás 4 de las referencias más populares en Turquía. Pero en popularidad, lo que se lleva la palma son tanto el té como el café. El primero es particular de Turquía: producido allí, es un té negro potente que debe servirse en ebullición y se consume tanto antes como después de una comida. Su venta ambulante es todo un icono en las ciudades turcas, con los vendedores llevando un gran recipiente como mochila. También es ambulante la venta del café turco, que está a medio camino entre el infusionado y el macerado. El grano no se muele tan fino como nosotros estamos acostumbrados porque lo interesante de tomar el café es tanto el sabor como el poso que deja en cuanto se bebe. No lo hacen en el restaurante pero es muy típico leer los posos del café y tener una guía diaria de cómo irá el día.
Este viaje te espera en Enric Granados 69, y está abierto en formato de cocina ininterrumpida de martes a domingo de 12 a 24h. El ticket medio está bastante ajustado, sobre los 40€. En lugares como éste se puede entender que se puede conocer un país a través de su comida.