Recordando los inicios del street food en Barcelona, hará diez años, siempre nos viene a la mente Masala 73 y su autobús inglés tuneado a cocina móvil. Y bueno, también el buen humor de Jordi Arós y la sonrisa tímida de Kuldeep Singh, junto a los boles de algo que para entonces, nos era desconocido y tremendamente exótico: el curry. Con Masala 73 aprendimos a apreciar el especiado, porque al recetario tradicional indio, ellos siempre aplicaban un guiño al producto local, fuera una pluma ibérica o unos calçots.
Cuando en 2017 aparcaron el autobús para abrir su local, la ovación se escuchó por toda la ciudad: por fin podríamos disfrutar de esos currys a diario. Y junto a esos guisos maravillosos y reconfortantes, nos fuimos habituando a las pakoras, a sus tacos vindaloo y, sobre todo, a que Isa Olmedo te reciba y te cante la carta o las recomendaciones, siempre con algún chascarrillo de esta andaluza, una bestia parda de la sala.
Todo buen proyecto, para seguir manteniendo esa excelencia, debe evolucionar. Y así como el reto de saltar de la comida callejera a un restaurante fue grande, el que ahora nos presenta Casa Masala es, además de gigante, genial. Una vuelta de tuerca que presenta este restaurante indio como un bar de tapas. Sí, tapas indias. Casa Masala se ha acomodado a la ciudad que les ha acogido desde hace tanto tiempo creando un híbrido: lo mejor de la comida de allá, con el servicio y el racionado de aquí. Pasamos de las raciones (demasiado) generosas a un concepto de tapa, para poder probar más y mejor. Hay platos que no abandonan la carta, como los currys, el taco vindaloo o las pakoras pero, tras suspirar con alivio por esta certeza, lo mejor está en sus nuevos platos. Algunos de ellos, de hecho, sólo los encontrarás como sugerencia en su fuera de carta.
Nos sentamos en la barra que preside su entrada, otra gran novedad. No solo es bulliciosa y divertida, sino que permite observar cómo Kuldeep Singh y su equipo trabajan a destajo, cual mantra. Como siempre, pedimos a Isa que decida lo que vamos a comer y no duda en traernos nuestro (ya oficial) nuevo objeto de deseo: las Bombas Bombay, dos bolitas de patata, garbanzos y guisantes con salsa brava y mayonesa de curry, al estilo bomba de la Barceloneta. Una versión que, no solo respeta la esencia, sino que mejora el original.
Seguimos con otra innovación que Casa Masala presenta en carta: el pollo Tandoori, o muslos de pollo marinados en yogurt y especias tandoori, servido con cebolla encurtida, cilantro y granada. En esta nueva etapa, donde la propuesta gastronómica se orquesta entre tapas, currys y el horno Tandoor, este pollo es una gran hazaña. Con el guiño a nuestro pollo al ast, estos muslitos se tuestan al horno tandoor, presentándose crujientes en su exterior y jugosos en su interior. Incluido en esta misma categoría, echamos cuenta del Sheek Kebab, una suculenta carne de cordero ecológica de Cal Tomás, especiada con una molienda de especias frescas (y como puedes suponer, secreta), servida con yogur picante. Acompañarlo con su arroz basmati es obligatorio porque al potente sabor de esta carne melosa le va el arroz como anillo al dedo. Un hit de la carta, sin lugar a dudas sobre todo si se acompaña de su pan naan casero, recién hecho.
El arroz marca la transición hacia nuestra debilidad de hace años, el curry de pollo tikka masala. No es una novedad, es más bien un mandamiento: esa pechuga marinada durante 24h en yogur especiado y asada al horno tandoor con un curry suave tikka masala, tomate y almendras es protagonista de nuestros anhelos gastronómicos. Siempre en forma, esta receta infalible marca el final de nuestro recorrido salado.
Nos falta el dulce, y aunque nos han hablado maravillas de la gajarela (un pastel de zanahoria con leche de textura grumosa, muy dulce y que a menudo encuentras en sus fuera de carta) no nos hemos podido resistir al flan. Su flan rasmalai está elaborado con queso cremoso y paneer y se corona con pistachos, almendras, pétalos de rosa y ralladura de lima. Un final pausado que, sí o sí, debes acompañar de un chupito de Aromas de Punjab, un destilado refrescante que el equipo de Casa Masala ha creado al alimón con La Destilateca de Carles Bonín.
¿Eras fan de la bandeja Dali de su menú de mediodía (de lunes a viernes)? Sigue al pie del cañón, con su curry a escoger, raita, dal, chaat, pan naan, postre y bebida por 13.50€. ¿Eres fan del vermut? Lo tienes a tu disposición con vermut Casa Mariol y ricas tapas con flow indio, entre las cuales destaca y brilla con luz propia la bomba Bombay con su sabrosa salsa y su interior cremoso. Hay mucho por descubrir en esta carta que sigue teniendo una ajustada relación calidad-precio (30€)…¡y a diario! Comidas de 13:45 a 15:45 y para cenas, de 20:15 a 23h.
