Valmas es como dejarte caer hacia atrás esperando a que la persona en quien confías, te coja. Al principio, da un poco de vértigo, pero cuando estás en los brazos del susodicho, sabes que has acertado. Tal cual, en este restaurante, el juego comienza cuando te preguntan si sufres alguna alergia o intolerancia alimentaria y si existe algún ingrediente que no sea de tu agrado. A partir de ahí, empieza la caída a los brazos de Melissa Herrera, chef y concursante de la cuarta edición de Top Chef, que cocinará los platos que le apetezca dependiendo de lo que haya comprado en el mercado horas antes. Y, te aseguramos, que te cogerá, ¡vaya si te cogerá!
Herrera confía en los productos de mercado y la creatividad. Juega con distintas elaboraciones, aunque dejando claro en cada resultado final que se toma muy en serio cada plato que hace. Tanto es así, que nunca ha repetido ninguna receta, excepto cuando algún cliente se lo ha pedido. Hecho que confirma que es una creativa intrépida de platos deliciosos y contundentes, que te atrapan desde el primer vistazo y hasta el último bocado.
Nada más entrar, los productos frescos del día nos esperan en la entrada. Una muestra de transparencia, en línea con la confianza que tienes que depositar en lo que te ofrezcan en tu visita. Como no hay carta, tienes que dejarte llevar por lo que dicte Herrera, aunque también puedes guiarte por los poemas escritos en las paredes de este lugar. Que, por cierto, son también creación de la chef. Estos mensajes ya te desvelan la personalidad creativa de la capitana de este barco, siempre respaldada por su simpática y cercana tripulación.
Nuestro viaje comenzó por un plato de navajas gallegas, seguidas de unas vieiras con foie, cous cous de brócoli y sésamo. Dos aciertos que nos confirmaron que estábamos en buenas manos y que se ganaron nuestra confianza sólo con mirarlos.
Tras estos, llegaron unas gyozas de rabo de toro con alioli, receta que refleja muy bien la cocina de la chef granadina. Esto es, una cocina de mercado donde la tradición se mezcla con ingredientes y recetas de otras latitudes. En resumen, como bien describió el periodista gastronómico Ferran Imedio: Fusión con memoria. Y hablando de memoria, ahí siguen conviviendo los recuerdos de este bocado típicamente asiático con sabor patrio.
A continuación de este, llegó un cilindro de conejo y salchicha ahumada con huesos de conejo y anisado con apio. Un caleidoscopio de sabores potentes, familiares, inolvidables. A estas alturas de la experiencia, ya estábamos más que convencidos de que Valmas no sólo es un lugar de confianza, sino en el que puedes confiar.
Una ensalada templada con remolacha, anguila y chips nos refrescó. Fue la opción que nos diseñaron para concluir la parte de los platos principales de nuestra experiencia en Valmas. Tras esta, dos platos de marisco y dos de carne, llegó el final dulce. Nos sorprendieron con boniato asado con nata casera avainillada. Sencillo, pero efectivo.
La próxima vez que visitéis Valmas, no estarán estos platos, pero con seguridad podréis probar otros igual de buenos cocinados por la chef granadina. Otra cosa que sabemos con seguridad es que comeréis platos para compartir, todos por el mismo precio (10,90€) y a base de productos frescos comprados cada día. ¿Le dais vuestro voto de confianza? Nosotros sí.