Mirch significa picante en muchas acepciones: desde el sabor hasta una personalidad burbujeante, simpática y coñona. Y ambos describen a Mirch, el hermano pequeño pícaro del Tandoor de Ivan Surinder. Con Mirch, su Indian Garito, Surinder ha encontrado la fórmula para quitarse corsés y ofrecer una versión de la comida callejera india en su nuevo restaurante en el Raval, pasada por su tamiz. Sabrosa, ajustada de precio y muy, muy divertida.
¿QUÉ DEFINE AL RESTAURANTE MIRCH?
Abierto a finales de febrero, Mirch fue un proyecto gestado durante muchos meses, no sólo por problemas con la ejecución de las obras sino por todo el tiempo que había estado germinando en la cabeza de Ivan: buscaba un equilibrio entre lo que somos y lo que hacemos, nos explica. Con Mirch ha encontrado el vehículo para crear un proyecto propio y desmarcarse del peso de Tandoor, recordemos que era el restaurante de su padre, muy bien posicionado y aceptado. Ivan se puso como meta con tan sólo 23 años el demostrar que era capaz de mantener el nivel de su padre, y lo consiguió haciéndose un hueco y nombre propio. La cocina sigue emocionándome, y con Mirch aún más, no siento que deba demostrar ya nada, sólo disfrutar y crecer, prosigue Surinder. La presencia de Nath, su padre, flota en el ambiente gracias a la caricatura que se muestra en la entrada del garito, un homenaje moderno al estilo indio.
Su marca es la de trabajar con especias en su justa medida para poner en valor el producto de calidad, local y de temporada y que no se enmascare. Por ello, el nivel especiado se equilibra con hierbas, cebolleta y yogur para que el paladar occidental (más acídico, suave y fresco) no se canse de la potencia del curry. Ahora bien, el niño picante no cierra las puertas a adaptar ese nivel al paladar del comensal, bajo demanda. Os aconsejamos pedir la Salsa Mirch, con aceite, guindilla y sal, una salsa que se sirve aparte para que podamos sazonar a nuestro gusto.
¿QUÉ COMER EN MIRCH?
Nos sentamos a la mesa con Surinder, la propuesta de Mirch es su comfort food, lo que él y su familia disfrutan en casa: no podían faltar los naan recién horneados, haciendo los honores como seña identitaria de la casa. Bacon Cheese, Chilly Cheese, Garlic Naan o el Naan básico, 4 propuestas que acompañan a cualquier plato de forma excelente. Aparecen las patatas bravas con una salsa de alioli de ajos confitados, cúrcuma, coriandro, y jengibre que tiene una reminiscencia a la salsa rosa de cóctel pero tiene un punto refrescante gracias a la menta. El Hummus de lenteja channa, otro de los entrantes hit de la carta que lleva cilantro y crackers de trigo y alcaravea. Sigue el curry de cordero Rogan Josh con puerro confitado en formato bowl, acompañado de arroz basmati y la innovación de la casa, el vadapav. Con la apariencia de una burger, el vadapav es la esencia del street food de Bombay, un bocadillo de pan de brioche de mantequilla que Cloudstreet ha creado según la receta original que les ha pasado Surinder y que en esencia es un contenedor que se puede rellenar de guisos e ingredientes (vada significa pan relleno y pav, pan). El de Butter Chicken es todo un espectáculo de contramuslo de pollo especiado y frito que no se olvida fácilmente. Y qué decir de los postres… Surinder ha creado 3 sabores de helado conjuntamente con Massimo Pignata de Delacrem: chai, pistacho y cacahuete con caramelo salado, con vistas a seguir innovando. Nos confiesa que tiene entre ceja y ceja perfeccionar una torrijas con té chai con los sobrantes del pan del vadapav. Muy prometedor.
Una carta corta, pero solvente, con 6 principales en formato curry bowl y 2 vadapav. Dos entrantes y los 4 naans para acompañar, gozárselos en un solo, o para rebañar salsa. Opciones vegetarianas, por supuesto. Y un ticket medio de 16€/pax muy, muy interesante. No esperéis encontrar ni fórmulas ni menú del día, el ticket medio da para probar platos diferentes de la carta de forma asequible para todos los bolsillos disfrutones.
El local, obra de Isabel López Villalta con la gráfica de Outro, es cómodo, informal, vibrante, todo un reflejo de la mezcla de culturas, de público y de sus edades. En ningún sitio como en el Raval para hacerlo realidad. Un hotspot donde brilla el colorido de su interiorismo y gráfica con el formato de mesas para compartir. Sin lugar a dudas, ¡el barrio ya aclama la llegada de este indian garito!