Uno de los grandes atractivos de Carnal era que, desde la misma fachada, lucía su cámara de maduración con todas las piezas. En La Madurada, esta cámara es aún mayor, albergando hasta 60 chuleteros, postulándose como una de la más grandes de Barcelona. Seis metros cuadrados de pura coherencia, con piezas de Frisona i Simmental de entre 45 y 60 días de maduración y algunas piezas con maduración de 150 días.
Al desembarcar en Horta tenían claro que además de llevar el expertise de Carnal era imprescindible modular la propuesta a un ticket medio más moderado, sin perder un ápice de calidad, y a su vez ofrecer algún guiño al tapeo que tanto gusta allí: empanadas de carne madurada, croquetas de picanha madurada o piezas más populares como el churrasco son desde que abrió hace un mes escaso, hits absolutos. Si eres del barrio, recordarás que allí estaba la hamburguesería Punto y Coma… Como homenaje, encontrarás su burger más icónica en carta, elaborada, cómo no, con carne premium.
Como ocurre en Carnal, se reproduce en su interiorismo ese ambiente tropical con profusión de plantas en el suelo y colgantes, como una selva en la que se abre la luz a raudales, entrando con alegría desde los ventanales. Cada mesa cuenta con un potente sistema de extracción individual porque, como sucede en Carnal, la carne llega con una piedra caliente para que el comensal pueda gozarla en el punto de cocción deseada y algo de humo y olor se produce.
Empezamos con el servicio en mesa de un buen pan con tomate y aceite de oliva arbequina. No hay mayor placer que un poco de pan untado con ese oro líquido para abrir el apetito y prepararnos para la fantástica picanha de frisona de maduración corta y las croquetas de carrillera de black angus con emulsión de cibulet.
Ese tapeo para compartir que en toda buena comida o cena debe existir tiene presencia en La Madurada, con unos fritos exquisitos, como los calamares a la andaluza con mayonesa cítrica o las empanadas caseras, elaboradas con los recortes de los cortes madurados y acompañadas de una deliciosa chimichurri.
Todo listo para que llegue a la mesa (casi entre aplausos) una excelente pieza de un kilo de frisona madurada de 45 días, ya cortada en láminas, junto a la piedra caliente. Como este gramaje es el ideal para compartir, esta piedra permite a los comensales a personalizar la carne según el gusto de cocción preferido. En nuestro caso, prácticamente ni pasa por la piedra, nos gusta muy cruda. Los matices de esta maduración se aprecian en el sabor y en la textura, ¡una auténtica maravilla!
Un festín para todos los bolsillos, la pieza más cara es el chuletón de Simmental de 45 días, que ronda los 82€/kg pero si la carne madurada no acaba de convencerte y siempre prefieres la carne fresca (sin maduración), hay opciones en carta con el precio muy ajustado, como la entraña o el vacío marinado en chimichurri. Por unos 38€ por barba puedes disfrutar a dos carrillos, por ejemplo. Aplaudimos los proyectos que, triunfando en el centro, se adentran en la cultura de barrio adaptando esa calidad a paladares y bolsillos. Porque en los barrios no solo hay mucha vida: se consume mucho. ¡Bienvenida a Horta, La Madurada!