Garajes, áticos, galerías de arte, antiguas fábricas, invernaderos, hoteles… En principio, lo único que podría unir estos lugares sería un mapa de Barcelona, pero guardan algo más en común: todos ellos han sido o son escenario de pop up gastronómicas. Este formato que pone en valor la experiencia por encima de lo material y la espontaneidad por delante de la cotidianidad está ya plenamente asentado en la ciudad. Gracias a esto, han florecido experiencias efímeras muy variadas a medida de todos los gustos. Gastronomía, vino o arte sólo son algunas opciones. Independientemente del eje de central de las mismas, todas comparten la habilidad de hacerte olvidar la rutina y viajar a mundos inexplorados. ¡Y sin salir de la ciudad!
Nuestro primer destino, mapa en mano, es Passatge del Credit. En esta callejuela nos han citado para disfrutar de Eat.Art, un tour artístico culminado con una cena en una galería de arte. Allí, bajo la casa natal del artista catalán Joan Miró, en la galería de arte contemporáneo Artevistas, nos espera Katrina Affleck. Ella es la fundadora de la plataforma online de reservas de rutas de arte ArtSpace Tours y junto a Rish Loiha, amigo y fundador de Delhicioso, decidieron crear este plan tomando las pasiones de ambos como base.
Así, la primera hora y media de la experiencia nos introduce en la historia de los artistas que después nos comeremos. Tranquilos, el canibalismo no es una nueva tendencia foodie, nos referimos a que el menú está basado en los artistas que presentan en la ruta. Dos galerías del Gótico, otra del Born y unos cuantos detalles históricos después, llegamos a la Galería Cage, lugar elegido para la cena.
Una vez acomodados en uno de los espacios de esta galería, presidido por un mural del artista Jupiterfab, empieza la segunda parte, donde después de ver arte, es el turno de que nuestras papilas gustativas disfruten. Dalí es el encargado de iniciar el refrigerio, lo siguen Miró y Chillida para acabar con un postre inspirado en el grafitero barcelonés Konair de la mano de Irene García. La cena, debemos advertir, no es muy copiosa e irá variando en próximos eventos. Eso sí, aprobamos el conjunto de la experiencia, especialmente si te interesa mínimamente el arte. Un plan muy didáctico que te llevará a lugares especiales poco conocidos.
Otra propuesta clandestina que tuvimos la oportunidad de disfrutar fue la orquestrada por el equipo de Let’s Drunch. Rodolfo Madera, socio y fundador, tiene su alma dividida entre la arquitectura, el interiorismo y el diseño de experiencias… Con un currículum como el suyo, ¿qué podíamos esperar de esta propuesta? Con sólo hablar cinco minutos con él, nos indica en pocas palabras qué ambiente se respira en sus cenas o brunch clandestinos.
"Quiero que todos se diviertan y se conozcan, hagan networking mientras disfrutan de la comida, el vino y la música en una localización desconocida diseñada al detalle".
Vino de Bodegas Torres, la ginebra gastronómica por excelencia, Ginraw, un dj set en directo, un showcooking a mano de uno de sus tres chefs y una puesta en escena deliciosa, hasta el más mínimo detalle hace que disfrutemos de esta experiencia tan completa y de lo más internacional. Sus pop up clandestinas nos permiten adentrarnos en conversaciones de americanos viviendo en Barcelona, alemanes que se encuentran de viaje en la ciudad, parejas, vecinos, amigos o totales desconocidos, un aire cosmopolita de los de verdad, que te permite aprender un poco de aquí y de allá y a los que lo único que aparentemente nos une es el amor por la gastronomía y este tipo de experiencias.
La cena que tuvimos la oportunidad de disfrutar, en Cuina Canela Fina, constaba de 5 platos, todos ellos desconocidos hasta que Madera los introduce en su speech inicial, tanto inspirador como emotivo y que sirve como entradilla a lo que será LA experiencia. Recomendamos ir con la mente abierta, sólo así podremos disfrutar de conversaciones interesantes, internacionales y de lo más curiosas y divertidas.
Sus cenas clandestinas se comercializan a través de Airbnb experiences – y más te vale correr, porque vuelan – y ofrecen tres modalidades distintas: Clandestine Dinner Party, una noche en la cual el protagonismo se lo lleva una cocina a vista y una larga mesa para todos los invitados, la barra libre y el dj harán el resto; Ático B1, si para ti una experiencia lo es todo, desde la comida, la compañía, bebida, etcétera, esta experiencia tiene buena pinta: una cena de autor en un ático con vistas espectaculares desde las cuales podrás ver la puesta de sol y disfrutar de música en directo según el evento; y por último, una de las experiencias más codiciadas, Brunch Espinaler, bajo la batuta del chef ejecutivo de la marca, Marc Grivé, y brindando con vermut, cerveza, vino y ginebra.
Si eres de los que huye de la rutina y le gustan las propuestas rompedoras, Barcelona no descansa y siempre tiene un plan para ti: para los amantes del arte, de lo estético o incluso de las sorpresas, como las cenas pop up de la BCN Foodie Guide. ¡A disfrutar alrededor de una mesa!