En el Denassus de Poble Sec puedes encontrar uno de los mejores chuletones de la ciudad, regarlo con un buen vino, gozar de su terraza y encontrarte con chefs y personal de sala de otros restaurantes, en buena parte propiciado por un horario de cocina ininterrumpido incluso en lunes (su día de descanso es el martes). Que otros chefs se acerquen al Denassus a disfrutar es garantía similar a la de encontrar camioneros en restaurantes de carretera, ¡por algo será!
¿QUÉ DEFINE A DENASSUS?
Denassus es el sueño hecho realidad de dos socios y amigos, Sergi Ruiz y Alejo Mailan, que se conocieron en un curso de sumillería en el ESOP en 2011 y forjaron su amistad yendo a comer y a beber juntos: Denassus es el restaurante donde Sergi y yo querríamos ir en nuestro día libre, asegura Alejo. Y ese afán disfrutón se traduce en una carta de comida y de vinos que se adapta a todos los bolsillos pues como buenos jefes de sala, Ruiz y Mailan conciben un restaurante donde la gastronomía sólida y la líquida se den de la mano. Si preguntamos a Ruiz qué tres platos estrella recomienda, con su respectivo maridaje, duda: es complicado escoger sólo 3, nos sentimos orgullosos de cada plato y de cada vino en carta, y sobretodo de poder ofrecer experiencias chulas a todo el mundo. Ese carácter democrático es real, y lo vemos en sus sugerencias: puerros a la brasa con vinagreta de cítricos y ágave con un L’alba al turó de las bodegas Vendrell Olivella, un rosado ancestral que proporciona un maridaje sensual en el que la textura suave del puerro, aderezado con el cítrico de la vinagreta, casa a la perfección con la burbuja fina y un tanto dulce del rosado. ¿Más? Promete mucho los huevos con cecina ibérica con el Artífice Listán Blanco Llanita Perera de Borja Pérez Viticultor, un maridaje con carácter para aquellos que gusten de los toques ahumados. La tercera opción que nos sugiere Ruiz es de traca y barraca, un calamar de potera con judías de Santa Pau y panceta con el Quest 2011 de la bodega Castell d’Encús, cuyo coupage de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Petit Verdot convierten a este binomio en un contraste especiado y de mucho carácter.
¿QUÉ COMER EN DENASSUS?
Ahí os dejamos estas tres recomendaciones. Nosotros, en la ocasión en la que nos acercamos al Denassus, era para un picoteo rápido de mediodía. Más frugal, pero para nada menos delicioso. Comimos las bravas Denassus, con una fritura espectacular y una salsa de tomate casero, alioli de perejil y aceite picante casero, muy sutil. Seguimos con anchoas (doble 0 del Cantábrico) boquerones y alegrías, una revisión de los tres clásicos del aperitivo que se dejaban comer de maravilla con el pan eco (de La Fabrique), tomate y ajo y nos decantamos a continuación por una bomba de pato, una de sus tapas estrella, acompañada de unos refrescantes encurtidos de pepino y una base de salsa Pekín, o lo que es lo mismo, donde no falta la hoisin para darle un buen empujón de sabor: deliciosa. Finalizamos con unos canónigos huevos de corral con cecina ibérica gallega (de las mejores de España, sonríe Alejo al servir el plato) que siempre son un acierto, dando buena cuenta del pan comandado. El final, siempre debe ser dulce, y confieso que por segunda vez, pido el chocolate, una alegría chocolatera de diversas texturas, temperaturas y porcentajes del cacao del chocolate. Redondo.
Fascina cómo nadan con elegancia entre el tapeo y la opción más gastronómica. Alejo y Sergi tienen muy buen ojo, y realmente ellos marcan el compás de la comida según las intenciones del cliente. Leen en él como en un libro abierto, y esto es profesión a raudales. Si a este servicio se le suma productazo en su temporada que viene de lonja, del País Vasco o de La Boquería, el éxito está asegurado. La carta es corta, distinguiendo el tapeo de los platos de cuchara o los hits de brasa. En todo caso, escuchad con atención lo que os canten de fuera de carta, costará decidir.
La importancia del vino en Denassus, anticipada ya al inicio, es notoria y no solo por ser ambos sumilleres: buscan ser ese puente entre el cliente que aprecia el buen producto y aquellos pequeños productores que realizan vinos únicos de añadas curiosas y pequeñas producciones. En definitiva, buscan ofrecer joyas vinícolas, sobre todo vino que sea biodinámico y ecológico para maridar con carácter con los platillos que salen de la cocina: cada día abren 5 blancos y 5 tintos que van rotando para servir a copas, o puedes escoger entre una amplia carta que comprende cerca de 100 referencias. Un bar à vins elevado a nivel de comida, donde el disfrute es en ambas facetas.
Su interior es coqueto y su terraza, agradable, bien aireada y para nada excesivamente ruidosa. Tienen horario de cocina ininterrumpida desde las 13 hasta las 23h (lunes, miércoles, jueves y domingo) y se alarga a las 24h los viernes y sábados. Martes, cerrado. Los lunes son un buen día para acudir si queréis confraternizar con la clientela de hostelería que van de visita. El ticket medio de una experiencia disfrutona es de entre 30 y 35€ por cabeza, muy correcto.
Que Sergi y Alejo encontrasen su local después de visitar 60 sin decidirse es una alegría para Poble Sec. ¿Predestinación? Quién sabe, pero este local pequeño, manejable, con terraza y de barrio era aquello por lo que los dos amigos habían soñado en crear juntos, en sus muchas noches disfrutonas. Y ahora, esos momentos felices lo trasladan a su clientela. El mundo es así de justo, ¿verdad?