Bar Pimentel se llama así como homenaje a Chujo Pimentel, un referente humano para quien es el propietario de esta santa casa, Martín Pimentel. De don Chujo, Martín recuerda muchas cosas pero hay sabores, recetas, olores y formas de recibir a los invitados que han aflorado ante este proyecto tan íntimo. Bar Pimentel es como don Chujo, un lugar disfrutón donde sentirse como en casa y comer de narices gracias a recetas clásicas con un twist nada pretencioso. Y con un servicio en sala, que dirige Josep Mª Ferraz, de auténtico lujo.
Conocer la historia de don Chujo hace comprender este giro de nostalgia renovada en los platillos del Bar Pimentel: es, aún hoy día, un nombre recordado en Puerto Plata (República Dominicana), donde nació, y desempeñó cargos políticos, además de ser un emprendedor sagaz que creó su propia marca de mantequilla, Max, y fue gerente de diversas compañías alimentarias desde los años 60 hasta su defunción, con 92 años, en 2009. De él se habla de su integridad moral, incorruptible, y de su lealtad y conciencia política: nacido dentro de la influencia de la dictadura del general Trujillo (República Dominicana), don Chujo tuvo un papel en la historia que condujo en 1961 a la caída del dictador. Amigo personal de uno de los líderes del movimiento antitrujillista 14 de Junio, Manolo Távarez (y de su esposa Minerva Mirabal), cuando fue encarcelado, don Chujo se encargó que siempre recibiera comida y que tanto su esposa, como sus conocidas hermanas (las Mirabal), tuvieran un cobijo. Así fue hasta la muerte de todos estos revolucionarios por represalias del sistema dictatorial pero la semilla que plantaron con sus vidas, redirigió un sistema político ahogado en la corruptela a una incipiente democracia. La hospitalidad de Chujo y Melinda, su esposa, era conocida en Puerto Plata y más allá, y su mesa irradiaba cariño, sabor y tiempo invertido en cocinar.
¿Y qué encontrarás en Bar Pimentel? Clásicos de la gastronomía popular de bar, revisados, actualizados y elevados en nivel de disfrutonismo avanzado. Hacía tiempo que un simple pan con tomate con su buen chorrito de aceite AOVE no nos sabía tan a gloria… no dudamos que en esta impresión ha contribuido probar el salmorejo cordobés con huevo y jamón ibérico. Sí, el salmorejo no es territorio exclusivo del verano: el huevo, y la untuosidad de la yema, lo convierten en un plato muy hedonista, al cual suma el umami de un buen jamón ibérico. No es menos (hedonista) el empedrat de judías de Santa Pau con bacalao: elegante y meloso, los empedrats que comamos en casa ya no serán lo mismo.
Hay más joyas en su carta, que distingue el tapeo para compartir donde no faltan croquetas, bravas o gildas, de los platos de pescado, como un excepcional calamar a la plancha con ajo y perejil y kimchi. Sí, kimchi con ajo y perejil en una comunión perfecta y sorprendente que le sienta de maravilla a un calamar hecho a la plancha en su justa cocción, manteniendo ternura al crujiente exterior. Esperamos que cuando vayas, aún esté el huevo en parmentier con torreznos, una locura de texturas y umami muy bien traída a la conceptualización de los platillos del Bar Pimentel.
Hay muchas razones para añadir al Bar Pimentel a tu lista de restaurantes de cabecera en El Born: el ticket medio (35€/pax), una carta de vinos con poco más de 20 referencias súper selectas (para que escoger no solo no sea complicado, sino éxito asegurado) y, para acabar, un horario que no es tan común en la zona, con todos los días abiertos. De lunes a jueves, con horario de comidas (13 a 16h) y cenas (20 a 23h) y en formato de cocina non stop de viernes a domingo, de 13 a 23:30h.
