Atlantis Gastrobar acaba de aterrizar en Sant Antoni, y lo hace con una sugerente propuesta de pescado y marisco crudo, marinado, ahumado… todas las cocciones interesantes que no requieren del fuego hacen acto de presencia en este pequeño restaurante que alberga grandes platos y tres personalidades que la llenan: Mario Sollini, propietario; Merche Castillo, sala y Valerio Serradella, chef. Pasen y vean.
Atlantis es, en cierto modo, un concepto piloto que Sollini ya desarrolló en sus chiringuitos de Ibiza y que ha visionado su crecimiento en una Barcelona cosmopolita, atenta a opciones gastronómicas de cocina sin grasa, respetando al máximo la frescura del producto. Este restaurante es un proyecto personal que llevaba gestándose desde 2015, año en que Sollini llega a Barcelona y busca incansable un local pequeño para construir en él Atlantis a nivel culinario y de interiorismo. Encuentra un local reducido en traspaso y en él poco a poco Sollini desarrolla su idea, viendo la luz en Noviembre del 2018.
12 asientos (18 si se abren las ventanas y se utilizan las repisas como asientos), 18 platos y un equipo de tres personas. Todo encaja: una carta corta que cambian según les apetece y en base a cómo reaccionan los clientes, pero el que ya despunta como rey de ventas el combo de tres ostras con copa (12,50€) o ampliándolo a 6 unidades (23€). Las ostras, concretamente la gallega rizada, tienen una gran rotación por lo que el producto está fresquísimo y sabroso.
La carta ha sido ideada por la chef Juliana Aguiar, en un compendio de recetas del mundo tamizadas por su toque personal. La base es la excelencia del producto del mar, aderezado con aliños frescos caseros y acompañado por encurtidos que prepara Valerio en la cocina. Así brilla el atún, las vieiras, las navajitas, las gambas , la dorada, la sepia o la sardina. El sabor del marisco y el pescado se ve ensalzado en su sencillez en platos que se devoran con los ojos: el ceviche de gambas al bloody mary, por ejemplo, es una interesante combinación de comer y después sorber, del líquido con el sólido, donde la textura de la gamba cruda contrasta con los encurtidos y el combinado en su justa graduación alcohólica. El tartar de atún fresco con gilda (pepinillo, guindilla y aceituna) acompañado por una mayonesa de kimchi, soja y sésamo negro es una delicia. No lo es menos la vieira a lo india, que requiere de una particular liturgia: coger la lima, absorber el topping y estrujar la fruta para conseguir el sabor buscado. La salsa harissa completa la composición en la boca, refrescante y sorprendente.
Juegan con el contraste con amargos y picantes de forma sorprendente, aportando textura y un sabor excepcional. Los tallarines de sepia al pesto de mar son un plato que sí o sí se debe probar: la base es un pesto genovés clásico pero tiene un ingrediente secreto que una Merche juguetona te invitará a descubrir. Nosotros, lo sentimos, no te daremos ninguna pista: ¡adivina y disfruta! Y como toda guinda, el dulce será el colofón de la experiencia: atención a su choco delight para gozar del chocolate.
Si los espumosos son your thing, no sólo podrás disfrutar de una completa y curiosa selección, sino que te encantará conversar sobre ellos con Sollini, un fan de esta bebida que, según él indica, funciona muy bien con cualquier pescado o marisco. Si eres más de vino, tiene una referencia de blanco D.O.Montsant y otra de tinto D.O.Penedés.
Sentarte en la minúscula barra es todo un espectáculo, allí (y a la vista) Serradella corta con paciencia y respeto. Trocea, lamina, prepara…se nota que este chef itinerante fue pescador, lo cual nos parece un ejercicio de coherencia extremo. Venid a gozar de martes a sábado, de 19 a 23h. (los sábados se alarga hasta medianoche). Si os apetece para el almuerzo, los sábado están abiertos de 13 a 16h y los domingos de 13 a 17h.
Por unos 30€ por cabeza, bebida incluida, se descubre la esencia que Sollini imaginó al proyectar este Atlantis, que recibe su nombre de una zona de Ibiza llamada así por las pequeñas piscinas creadas por la erosión del mar en los bloques de marés colocados. Apetece todo, ¿verdad?