Apät nace de la amistad entre María Belmonte, a cargo de la cocina, y Karine Ramos, responsable de la sala y los vinos, ambas con una sólida trayectoria en el sector. Esta fusión entre una cocinera catalana y una sommelier francesa con raíces portuguesas, le aporta un toque único al local, ubicado cerca del Parc de l’Espanya Industrial. El nombre del bar es un juego de palabras, ya que significa ‘comida’ en catalán, y la diéresis le añade una sensación de internacionalidad, originalidad y creatividad, cualidades que también se reflejan en la carta de platillos y vinos.
María comenzó a cocinar con 18 años para costearse la universidad. Desde entonces, ha trabajado en los restaurantes de Jordi Cruz, Jean Luc Figueras e incluso participó del arranque de Mont Bar. Decidió darle un giro a su vida y empezó a trabajar en publicidad, colaborando como estilista gastronómica para fotógrafos como Becky Lawton. Tras probar el mundo de la publicidad, se dio cuenta de que echaba de menos la cocina, y así surgió su primer proyecto personal. En la misma línea, Karine dejó de lado su trabajo en gestión de empresas y proyectos y, en 2019, decidió cambiar su vida y aprender sobre vinos. Dejó su trabajo en Lisboa para estudiar vinos en Le Cordon Bleu en París. En 2021 se mudó a Barcelona, donde compaginó su trabajo en marketing mientras estudiaba sumillería. Lo que más le gusta del vino es el entorno, el proceso y la gente. Por eso, ha querido incluir en la carta vinos de Francia, Portugal y Cataluña, lugares en los que ha vivido, para darles visibilidad y recuperar patrimonio.
Llevar solo 6 meses abiertas les ha permitido jugar con una carta de temporada que varía según el producto disponible cada día. Suelen trabajar con productores locales, aunque también visitan el mercado de Sants y el de l’Abaceria. En nuestra visita, nos sorprendieron con varios platillos que, sin duda, van a dar mucho de qué hablar. Comenzamos con unas ostras poget, con ese característico sabor a mar, seguidas de una sardina ahumada por María, servida sobre brioche tostado con mantequilla y un delicioso aceite de hierbas. Este fue el momento ideal para probar los vinos portugueses que tanto gustan a Karine: un tinto Dominó Foxtrot y un blanco Aphros Loureiro que nos dejaron impresionadas.
Continuamos con una acertada ensaimada de sobrasada de Cal Rovira y queso de Mahón. Después, bonito curado, acompañado de un tartar de pimientos del piquillo y salsa de gilda. Un plato con un sabor umami que sabe a gloria.
Para esta segunda parte de la noche, Karine nos presentó los vinos naturales catalanes de Viamic, Fidel y Etern. El plato fuerte de la noche, y el que más nos sorprendió, fue el tartar de vieiras sobre tuétano asado. La interacción del comensal con el plato añade un toque diferente y divertido a la experiencia gastronómica. Indudablemente, lo recomendamos junto con el meloso de cordero, acompañado de berenjena ahumada, yogur y picada de menta. Para finalizar, degustamos una torrija con helado de avellanas del obrador Delacrem, una combinación de sabores que invita a seguir comiendo. No menos importante fueron el licor de jengibre y vino dulce con el que cerramos la velada y que también nos sorprendieron gratamente. Sin lugar a dudas, comer en Apät es una experiencia maravillosa, ya que siempre te sorprenden con algo nuevo.
Son varias las razones para visitar Apät, un lugar donde todas las identidades de género son bienvenidas y queridas. Además, apoyan y cuidan a productores locales y de proximidad. El ticket medio ronda los 35 €/persona, cuentan con una carta de más de 50 vinos y ofrecen un local acogedor donde siempre te recibirán con una sonrisa. Abren de martes a sábado en horario de cena (18 a 00h) y los domingos en horario de comidas (12:30 a 16h).