Sólo dos meses lleva abierto el Medio o Pinto en Sant Gervasi, y este restaurante con alma venezolana y mirada local se está haciendo rápidamente con el corazón estomacal de los comensales. Al frente encontramos al chef Christian Laprea, junto a su esposa Carolina Marín, en sala. Un dueto creado por el amor, el común denominador que llevó a una abogada a estudiar gestión de restaurantes y a un exitoso empresario de las salsas y las conservas a cruzar el charco y empezar una vida en común en Barcelona, la ciudad de las oportunidades (y los estómagos inquietos).
¿Su principal atractivo? La sorpresa. Nadie mejor que Laprea para resumir que lejos de quedarse con los básicos de la cocina venezolana, van un paso más allá con todos ellos fusionándolos con productos locales y con toques creativos. Nos cuenta que “admira a Gastón Acurio porque allá donde va, va con el producto estrella, el ceviche, y lo adapta al gusto local del país donde aterriza”. Así, en Medio o Pinto se puede disfrutar de arepas, frijoles y maíz, pero en elaboraciones inusitadas y resultonas, como la crema de frijoles negros (un guiso dominguero sabrosón con base de sofrito de cebolla, puerro y ají dulce), el Vuelve a la vida (salpicón de mariscos con limón, vino blanco, wakame, cilantro y tomate) o una mariscada de órdago compuesta por bacalao, langostinos tigres y calamar salteado con aceite de cilantro, con polenta al comino y salsa de pimienta.
Ellos definen la cultura venezolana como un compendio de mestizajes que, a nivel gastronómico, se concreta en un viaje por cocinas de latitudes tan diversas como la playa, la montaña o la selva. El paisaje en el plato, pero también la cultura que ha integrado a los emigrantes que durante decenios incorporaron sus platos a la creciente sociedad del país. Buena muestra de ello es la arepa: la de Carolina, nacida en la costa, sabe a pescado; y la de Christian, mesetario con raíces italianas, a parmesano.
El matrimonio llegó a Barcelona con el firme propósito de revertir ese mestizaje a la inversa: en Medio o Pinto proponen con la humildad del curioso aquellos platillos que nuestro producto local puede hacer brillar. Lo mejor de allá con lo mejor de acá, y lo viven como un aventura porque Laprea confiesa que cada día aprende y perfecciona la carta. Teniendo en cuenta que en su país de origen no existe el producto de temporada prácticamente, le fascina las posibilidades que tiene un producto en su punto óptimo, sobretodo el vegetal.
Los mediodías son el terreno para bucear en recetas más tradicionales: comida sabrosa con menos horas de cocción y corte más casero. Pero que esos platillos de corte doméstico no confundan: no quieren ser un foco de turistas, ni quieren que se les vea como un restaurante exótico. Sueñan con romper el hielo y que se les perciba como una casa de comidas donde se cocina rico y se sorprende. Así que, cuando vengáis a conocer la nueva carta del Medio o Pinto, dejad que Carolina y Christian os guíen por un recorrido que os sorprenderá, con sabores que os sonarán.
Fotografías: Maria Algara Photography.