Madre es el retorno a los orígenes, en muchos sentidos. Empezando por la historia personal de sus propietarios, siguiendo por la oferta gastronómica y finalizando por el excelente servicio. Se han cumplido 30 años exactamente desde que Alexandra (Sasha) Chechelnitskaya, la madre de Leo Chechelnitskiy, abrió Intertapa, un restaurante de tapeo informal creado para y por el barrio. Alexandra, la MADRE, sigue al pie del cañón pero el testimonio en gestión y curación de la gastronomía ofrecida lo ha recogido Leo, un viejo conocido dentro del sector. Quizás te suene de cuando te hablamos hace un año de Chamako, o de cuando alucinamos con Babula Bar. ¿Qué ha hecho Leo? Elevar y dignificar: devolver lustre y honestidad al barrio con la remodelación del Intertapa a una moderna taberna, con interiorismo actual y elegante, y homenajear esa madre y ese local en el que, de pequeño hacía extras en los veranos o hacía los deberes en sus mesas.
La oferta gastronómica se ha actualizado (y la forma Andy Feher), proponiendo platillos muy de tapeo y de compartir que buscan agradar tanto al paladar nacional como al internacional pero más allá de aquí, pocas concesiones más vas a encontrar. Espérate de Madre un lugar disfrutón donde, aparte de tapas, puedas gozar de platos tradicionales revisados elaborados con materia prima de excelente calidad. Si te decimos que sirven un jamón de picanha de rubia gallega de Discarlux de 40 días de maduración, ya te haces a una idea de que Madre va muy en serio, ¿verdad? Es, para el barrio, agua de mayo: casi podríamos afirmar que es el restaurante más interesante y fiable de todo el barrio, sin ánimo de menostener al querido Bardeni. Un oasis para el paladar local y una gema para el internacional que busca sabores de autenticidad, huyendo de los tourist trap.
Madre celebra su esencia con guisos, tradición e ingredientes de alto nivel, ambiente cercano y desenfadado pero muy dinámico y un trato en sala exquisito (capitaneada por Alberto Pérez) y sin formalidades. Y ya que hablamos de tapeo, vamos a por él, con dos platillos que nos llegan del Cuarto Frío, un mostrador a la entrada del local donde el equipo de cocina las elabora, a plena vista del comensal: mero ensamblaje de los productazos que tienen. A saber: ostras (Louis, de calibre 3, de 6 meses de crianza) con crema de gazpacho y rodaja de jalapeño, pepino encurtido con kimchi y vinagre de arroz (sabor, crujiente y melosidad; ¡queremos la receta ya!) y el ya mencionado jamón de picanha de rubia gallega de Discarlux de 40 días de maduración. Tras cortarse, se deja un momento bajo el foco para que sude levemente y se intensifiquen las notas mantecadas de la maduración. Eso es un acto de puro amor (al producto y al comensal).
Seguimos con otro de los hits de su carta: los arroces. Lo son porque están elaborados al estilo brut balear, de potente fondo y tintado característico por el sofrito, y porque ofrecen la posibilidad de hacerlos para un solo comensal. Atacamos con fruiciónel arroz del senyoret con gamba roja: llega al punto justo de cocción y con un socarrat sabrosísimo. A continuación, echamos cuenta de un plato que nos habían recomendado y nos había generado mucha curiosidad: el falso Wellington. Un giro de ingenio que sustituye la masa de hojaldre de la receta original por la masa de croissant: cortado por el medio, se unta con la canónica duxelle de champiñones, chalotas, cebollas y espinacas y se emplaza al solomillo, cortado, reposando en el medio. Presentado como un bocadillo, se percibe la parte hojaldrada del croissant, con el punto de dulce necesario y característico de este plato tradicional de la cocina inglesa.
Quién conozca la trayectoria de Chechelnitskiy sabe que para Leo la comida y la bebida están a un mismo nivel de excelencia. Por ello, la carta de vinos es una de las patas en las que se asienta MADRE: se ofrece una cuidada selección de 20 referencias nacionales e internacionales de blancos, tintos y espumosos, repleta de grandes vinos y referencias de acotada relación calidad-precio. Los verás en la nevera de exposición que preside la sala: fíate de la sala para que la elección sea certera.
Más puntos a favor de Madre: cocina ininterrumpida desde mediodía a medianoche, todos los días de la semana; una terraza privilegiada desde la cual observar la Sagrada Familia y ticket más que contenido: 40€ por barba. Eso sí, como buena casa disfrutona, que ese ticket suba dependerá de tu morro fino: opciones en esta casa, no faltan.
Madre Taberna Moderna
