Un corazón que late de una forma u otra desde hace prácticamente 800 años. No, no es un error: el primer testimonio escrito de la Boquería data del año 1217. ¿Y qué encontramos allí? Buen producto y lugares emblemáticos donde tapear y disfrutar el producto fresquísimo. ¿Os venís a pasear con nosotros?
El primer testimonio escrito de la Boquería data del año 1217 como bien explica La Boqueria 1840-2020 editado por la Associació de Comerciants del Mercat de la Boqueria. El mercado se hacía sin un emplazamiento fijo, al aire libre, y a él acudían los payeses de la zona para hacer la venta ambulante de sus productos, aunque su mayor atractivo era la venta de una de las carnes más demandadas, la del macho de la cabra o boc: de ahí que popularmente se bautizara como La Boqueria, nombre que perdura hasta la actualidad.
En 1840 se colocó la primera piedra del emplazamiento actual, al lado del antiguo Convento de los Carmelitas descalzos de Sant Josep, cesando así el carácter nómada que había llevado a los comerciantes a ir cambiando la ubicación en claros o incluso en el mismo paseo. Esta tenía que ser una ubicación provisional pero han pasado 180 años y La Boquería allí sigue irreductible latiendo al son de una ciudad bulliciosa, comerciante y abierta que ha visto cómo se ha transformado a su alrededor.
Un paseo por La Boqueria es muy gratificante. Empezad con un desayuno potente, un delicioso esmorçar de forquilla, cocinado casi al momento con producto fresco de las paradas contiguas. Pasead entre estas paradas, así aprovecháis para hacer la compra y perderos entre las callejuelas. A mediodía, que el hambre os lleve a disfrutar de un buen tapeo o una comida delicada o deliciosa. La tarde os llegará felices y contentos, ya veréis. ¿Dónde comer? Os contamos los 5 imprescindibles para este plan que os proponemos:
TOP 5 Restaurantes del Mercado de la Boqueria
Direkte de la Boqueria
Cuando abrió era seguramente uno de los gastronómicos más pequeños de Barcelona. Ahora tiene una coqueta terraza que da oxígeno a un interior de tan solo catorce metros cuadrados. Pero si hay un sitio que agradeces esta pequeñez, es el Direkte de Arnau Muñío porque entras en su casa y mejor tratado no te puedes sentir. Este chef ha trabajado con Carles Abellán o Albert Adrià pero ya vuela solo con dos menús degustación por encima de los 45€. Direkte está contiguo a la Boquería, en un pequeño chaflán y es un imprescindible con todas las letras por su puesta en escena, discurso de menús y experiencia con matices asiáticos.
Pinotxo
“¿Qué ponemos? ¿Una de capipota?”. Aquí son las nueve de la mañana y parece que su gente lleve despierta desde la semana pasada. Los almuerzos en el Pinotxo empiezan muy fuertes. Y es que hay que estar entrenado para saber disfrutar de los placeres de este mítico barcelonés tan temprano. Su capipota, con pasas y piñones, es algo que hay que probar al menos una vez en la vida. Es una receta que podría despertar hasta a la bella durmiente. ¿Pero solo el capipota? Los caracoles o los garbanzos con morcilla, son otro must. ¡Y el empedrat! El empedrat con lentejas. Y creo que no acabaría… ¡Id ahora mismo, pardiez!
Kiosko Universal
Lo descubrí gracias a un viejo amigo, que acostumbraba a desayunar ostras que a veces acompañaba con una copa de cava. Para desayunar. Aún así, en el mercado de la Boquería este tipo de animales mitológicos no destacan porque digamos que no son la excepción. Y es que el Kiosko Universal lleva casi cincuenta años dando la bienvenida a sus visitantes especializado sobre todo en pescado y marisco. En días clave es casi imposible encontrar sitio en su barra, pero hagan al menos un intento. Y atención a su surtido de setas, que bien se merece un monográfico.
El Quim de la Boqueria
En una situación normal os habríamos hecho perder la esperanza de encontrar sitio en el Quim de la Boquería pero la falta de turistas nos brinda una oportunidad gloriosa para volver a conquistarlo. Estaréis llegando y el olor de chipirones, algunos se han atrevido a sentenciar que son los mejores de Barcelona, os embriagará de la forma que solo lo haría el perfume de vuestro amor. Pero es que la carta de esta barra no acaba aquí porque, como buen lugar de tapeo de calidad, podréis comer unos buenísimos capipota o unos huevos fritos con setas. Y para los más valientes, todo esto lo tenéis para desayunar.
Bar Mendízabal (El Mendi)
Al Mendi no lo buscas, te lo encuentras. Y como una bonita coincidencia, siempre recuerdas esa primera vez. Un local que nació sin apenas local un siglo atrás (sí, tiene más de cien años) pero que hace poco decidió crecer un poco para albergar un pequeño comedor. Aún así, este must de Barcelona sigue siendo una barra echada a la calle para comer el caballo sota rey del tapeo mediterráneo. Es decir, croquetas y bravas que tumban de espalda. También ensaladas pero sobretodo bocadillos. Hechos por y para el barrio del Raval en el cruce de las calles Junta de Comerç y Hospital. Y ya saben el dicho: Del Raval al cielo ¿Era así, no?