PIC NIC, la esencia de la gastronomía marinera

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Con unas imponentes vistas al mar y en un entorno privilegiado, Pic Nic, el restaurante insignia del grupo hostelero Matas Arnalot, rinde culto al producto mediterráneo con una cocina marinera actualizada y suculenta.

Sitges es uno de los destinos por excelencia si lo que apetece es huir del bullicio de Barcelona, a tan solo escasos 40 km de distancia. Sus icónicas casitas blancas al borde de largas playas, su tradición modernista o su divertido ambiente son motivos sin duda de peso para hacer de Sitges un plan ineludible. Muchas opciones y, sin embargo, un solo nexo que hace que entendamos que visitar Sitges no es lo mismo si no se disfruta en Pic Nic, una de las joyas gastronómicas del grupo Matas Arnalot.

Con más de 100 años de servicio, este grupo hostelero se posiciona como un referente en la oferta gastronómica de Sitges. En la actualidad lo conforman tres restaurantes (Pic Nic, Cau del Vinyet, Sports Bar), dos hoteles (Subur *** y Subur Marítim ****) y una empresa de catering que, repartidos por la villa, son sinónimo de calidad y de un trato exquisito.

Fue en 1908 cuando Miquel Matas y Jorba entró a trabajar como ayudante en el café Suizo de la Plaza Real de Barcelona, sin imaginar que eso serían los cimientos de una dilatada trayectoria que ya va por la cuarta generación. En 1932 regresó al establecimiento, convertido en un maître de prestigio, y adquirió la propiedad. Con su gestión empieza una época de esplendor y reconocimiento para el Suizo hasta que la decadencia de la Plaza Real empuja a Miquel Matas a cerrar el restaurante y coger en 1947 la gestión y dirección del Hotel Terramar Palace (ahora Hotel Subur), considerado el primer hotel turístico de España por su apertura en 1916.

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La siguiente generación, encarnada por Josep Mª Matas Barceló, suma Pic Nic en 1955 y en 1977, el mítico Hotel Los Pinos, el mismo que se convirtió en el actual Subur Marítim (donde se encuentra el restaurante Cau del Vinyet). En 1996, gracias a un viaje de Xavier Matas a Estados Unidos, abre el Sports Bar, el primer bar que une restauración con temática deportiva en España.

PIC NIC

Pero hablemos de Pic Nic, emplazado en la playa de La Punta, y desde que en 1955 la familia Matas Arnalot cogiera la gestión de la Horchatería Valenciana forma parte de la memoria de muchos sitgetanos y sitgetanas. Su nombre, aludiendo al estrechísimo vínculo que Sitges tiene con el cine, es una referencia a la película homónima que en su año de apertura fue estrenada en los cines.

Tras 68 años, la trayectoria de este establecimiento que empezó como lugar para ofrecer refrigerios, está ahora consolidado como uno de los referentes de cocina marinera tradicional con un toque de actualización, pues hoy en día, Pic Nic se levanta en medio del paseo marítimo como un restaurante con triple dimensión: Una carta de autor con producto de temporada y especializada en arroces exquisitos, carnes selectas y pescados de lonja, un espacio donde disfrutar del tapeo en su versión más original, y una zona chill out con foco en la gastronomía líquida. Esta última recibe el nombre de Pique-Nique. Eso sí, todos ellos impregnados por la esencia de la cocina del chef Javier Luque y su sous-chef Kata Golodnikova.

PIC NIC

Este savoir faire de Pic Nic (y del grupo Matas Arnalot), que huye de la excentricidad para focalizarse en los detalles, la atención y la calidad se combinan con dos elementos que, en conjunto, hacen que cada vez que se regresa a Pic Nic, el cliente se vuelva a enamorar

Y después de estar un rato admirando las vistas y el fabuloso entorno de Pic Nic, no tardamos en ponernos las botas. Para nuestra primera experiencia, y haciendo honores a su dilatada fama marinera, nos lanzarnos al pescado de cabeza… desde aquí ya os avisamos que fue una muy buena decisión. Empezamos con las sardinas marinadas y con los dados de atún, ambos con sabores exquisitos, ideales para empezar a hacer estómago y hacerlo con la certeza de la calidad del producto. El primero, sabores fusionados fruto de la mediterraneidad del producto junto con los toques norteños que aporta el eneldo de su aliño. El segundo, un equilibrio perfecto que cabalga entre la intensidad del atún balfegó y las notas dulces del puré de calabaza que le acompaña.

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Y después de los sabores melosos, llegaron los crujientes con uno de sus best sellers: Crujiente de langostinos con salsa romesco, una supernova de los pies a la cabeza capaz de eclipsar todo aquello que esté por delante. Para nosotras, la combinación perfecta entre la gastronomía fina y aquella que permite dipear con su deliciosa salsa.

PIC NIC

Continuamos con dos platos con los cefalópodos con producto estrella: por un lado, sepia a la plancha con cebolla caramelizada y mantequilla de ajo asado, por otro lado, calamares rellenos de setas de temporadas con salsa de ceps y tinta. Somos conscientes que no hemos necesitado nada más que mencionarlos para que estéis salivando, no os culpamos, a nosotros nos pasa lo mismo. Sabores potentes, marinos y muy bien combinados con sus acompañantes, las mismas que nos dejan claro que no les hace falta ser pescado para que el match sea perfecto.

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No os vamos a engañar, venimos con muchas ganas de probar su arroz y salimos con ganas de volver. De entre toda su oferta, nos decantamos por el arroz de pulpitos y alcachofas, una delicia que sobresale de la carta de Pic Nic todo el año y que es motivo de visita de muchos de los usuarios del restaurante. Para no tener que prescindir de él durante la (triste) no-temporada de alcachofas, estas se recogen cuando se encuentran en su mayor esplendor y se confitan con el fin de garantizar su sabor y así poder disfrutar de este arroz todo el año.

PIC NIC

A estas alturas, es posible que penséis que no hubo espacio para el postre.. Bien, es verdad que no hubo espacio para uno, sino más bien para tres. El primero, la propia versión de Pic Nic del mítico cucurucho de helado, con crema de avellana, chocolate, muesli y helado de turrón de jijona, una expresión de creatividad basada en un postre tan mítico como bueno. El siguiente que probamos fue una espuma de arroz con leche con mango, para finalizar, todas estas delicias fueron rematadas por un último postre: Chocolate negro, fresa, aceite de arbequina y pan, como veis, hacer hueco merecía mucho la pena. Todas estas delicias a 40 minutos de Barcelona y con un ticket medio de 60

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Para más información sobre Matas Arnalot y su trayectoria puedes consultarlo en su página web. 

 

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