Que en Barcelona salir a comer sea una experiencia gastronómica, mientras que en Madrid la vida sea más frenética y se coma con prisa, es una realidad. Que aquí nos guste hacer cola en locales donde sabemos que nos van a tratar bien y que vamos a salir contentos, también está claro. Solo hay que ver las largas colas en el restaurante Gelida, su nueva apertura Migrat en el chaflán de enfrente, Jon Cake, Delacrem o las rostisseries de barri. Los conceptos populares en la capital española parecen tener más dificultades para triunfar en Barcelona, pero Akiro Hand Roll Bar esquiva este estereotipo con éxito.
Akiro es el primer Hand Roll Bar de cocina nikkei, inspirado en la fusión entre la gastronomía japonesa y peruana. La distribución del restaurante con cuatro barras y su respectivo sushiman, marca el inicio de este vínculo gastronómico. Al no aceptar reservas, el acceso es por orden de llegada, lo que genera ciera sensación de FOMO si te quedas a las puertas.
El concepto del restaurante nace en Nueva York, más concretamente en el restaurante KazuNori, donde se originó la tendencia del hand roll bar. En Manhattan, se formaban largas colas para probar esta evolución del temaki. La innovación en este tipo de bar fue preparar los rolls delante del comensal, estableciendo así una interacción con el sushiman. Cambiaron su forma cónica por una cilíndrica, permitiendo comerlos en solo dos bocados. Dos bocados adictivos, ideales para ciudades donde el tiempo vuelva, como Nueva York o Madrid.
El chef peruano Luis Arévalo vio esta oportunidad y la adaptó a la cocina nikkei, dando fruto a este singular y fresco restaurante. En Akiro, la carta se pide de abajo a arriba. Entre los entrantes destacan platos como la tempura de langostinos o el ceviche de hamachi. La forma de disfrutar el primer entrante es envolviendo los ingredientes en una hoja de lechuga, creando una especie de taco para que la vinagreta secreta haga su magia y llene la boca del comensal con un estallido de umami. Y, por supuesto, no podía ser un restaurante nikkei sin un ceviche elaborado con técnicas japonesas.
Cuando llega el momento de los hand rolls, hay que ir al lío para que el alga no se reblandezca y termine pareciendo papel mojado. Importadas del mar de Ariake, en Japón, estas algas elevan a un nivel premium estos dos bocados que saben a gloria. Estar presente en el arte de hacer los hand rolls, es como si el producto cayera del cielo y fuese directamente a tu boca.
Aunque los hand rolls se lleven toda la atención, los nigiris de Akiro merecen una mención aparte. El nigiri se debe comer sin soja y con la mano. De hecho, es una ofensa para el sushiman si ve que cae una gota de soja en su obra maestra. En en especial el de anguila, que funciona casi como un prepostre. La caballa la preparan con miel de caña, encurtido de jengibre, ralladura de chocolate negro al 50% y pasta de rocoto impregnada en chocolate. Y por no hablar del nigiri de calamar, que lleva mantequilla de miso, pasta de soja clara, yema de huevo deshidratada y aceite verde.
Y con el paladar aún dulce por el chocolate negro, no puede faltar el suspiro de la geisha, inspirado en el tradicional suspiro de limón de Perú. Elaborado con dulce de leche, yuzu, merengue y ralladura de limón.