Que el Mandarin Oriental es uno de los hoteles más gastronómicos de Barcelona es un hecho constatable año tras año. Nombres como Gastón Acurio, Ángel León y Carme Ruscalleda se asocian a su nombre. Esta pasión por la gastronomía se refleja en la oferta variada de Blanc, el restaurante de cocina catalana moderna con toques asiáticos que dirige ni más ni menos que Carme Ruscalleda.
La chef del Sant Pol (con 7 estrellas Michelin en su trayectoria) recientemente tomó las riendas del restaurant Blanc, en este hub gastronómico que hace del Mandarin Oriental, tanto un lugar para huéspedes como para residentes de la ciudad condal apasionados de la gastronomía.
No hace falta más que dar un vistazo en su web en la que encontramos una variada oferta gastronómica para diferentes momentos de consumo para darse cuenta de la atención al detalle y el peso de la gastronomía en la propuesta global.
Este septiembre arrancan con el formato brunch de domingo, con ingredientes especiales para días especiales. Empezaron con el de la Mercé, como homenaje a esta ciudad que los acoge, con brunch de fiesta que consistía en: ensaladas –de higos, foie, canónigos y granada-, asados del Empordà mar y montaña –con pollo de corral, berenjenas y langostinos-, sopa cremosa de las primeras setas de otoño, arroz con bogavante y sepia o canelones de fiesta mayor (de rustido de tres carnes). Así como la Tarta de la Mercè, con chocolate y carquiñolis. Con la Castañada en ciernes nos preguntamos ¿Qué van a idear para nuestro deleite?
En Blanc, sobresale, la cocina de mercado y la veneración al producto: ADN de la cocina de Ruscalleda. Aquí os relatamos la entrañable experiencia que tuvimos un día de entre semana con su menú de mediodía, pues cualquier día es bueno para comer bien y a gusto.
En el menú de temporada diurno y nocturno Ruscalleda despliega toda su filosofía con productos frescos y de temporada con gran respeto a la tradición pero con una mayor creatividad que se distingue por su elegancia y contención. Nosotros pudimos probar el de verano en el que es difícil hablar de platos destacados, pues nos quedamos prendados de la sedosidad y textura aterciopelada del salmorejo, de la acidez contundente pero no estridente de la ensalada cítrica de bogavante, de la suavidad de la pluma ibérica con chutney de dátiles. En todos ellos, la combinación de sabores es intensa, redonda y elegante, la palabra, el sustantivo columna vertebral de esta propuesta es la ELEGANCIA.
Un consejo: ni se os ocurra saltaros el postre.
Dejaros mimar con el carrito de postres.